viernes, 31 de enero de 2014

Capítulo 33.

Gabriel y Daniel me miraron desconcertados y este último sacó la mano del pecho de Elhija, quien cayó derrotado en el suelo. Lo miré asustada, pensando que estaba muerto, pero no, no era así. Las manos de Daniel se encontraban vacías.
-Tú -susurró Gabriel. No me cabía duda de que lo había pillado con la guardia baja y pensar eso me llevó a sonreír.
-Hola -saludé con sorna- bonita fiesta. He pensado en unirme a vosotros. Un poco gore para mi gusto -arrugué la nariz con asco y volví a sonreír- pero una fiesta es una fiesta. Por favor... continuar con lo que estuvierais haciendo; no pretendía interrumpir.
-Vaya, me alegro de ver que estás de tan buen humor.
-Es que si me preocupo me salen arrugas y me gusta eso de conservarme joven.
Me estaba sorprendiendo a mi misma. ¿De dónde salía aquella valentía? Me sentía fuerte o al menos, eso quería aparentar. Supongo que fue la sorpresa de sus caras al verme aparecer por allí lo que me llevó a comportarme así; bueno, eso y que no quería que se me notara el miedo; eso les daría ventaja sobre mí y no estaba dispuesta a perder.
-Estoy muy apenada con vosotros dos -puse una mueca triste y señalé con la cabeza a Daniel y a Elhija quien me miraba dolorido desde el suelo-. Os había invitado a cenar y ¿así me lo agradecéis? Que pena...
-Thessa yo... -Elhija intentó hablar, pero cuando lo hizo empezó a toser escupiendo sangre. Por una parte me alegré, pero por otra quería ir hasta él y ayudarle.
-Me alegra verte de tan buen humor - repitió Gabriel. Avanzó un paso hacia mí, pero yo me mantuve firme donde estaba- teniendo en cuenta que técnicamente te estás entregando.
Él seguía avanzando lentamente, pero yo no me movía del sitio. No sabría decir si por miedo o valentía, pero mis piernas seguían quietas. Desvié la mirada hacia Caleb, que estaba inconsciente en el suelo. Estaba tan quieto, que parecía que estaba muerto, pero no, no era así, podía sentir su corazón palpitar y eso me alivió y me llenó aún más de fuerzas. Teníamos que salir de allí fuera como fuera; esto era entre Gabriel y yo; y yo no estaba dispuesta a someterme ante él.
-¿Entregarme? ¿yo? -ladeé la cabeza- Nunca -sonreí con los colmillos desenfundados.
Entonces, a partí de ahí, todo pasó tan sumamente rápido... Gabriel, quien se encontraba a pocos metros, corrió hacia mí, empujándome tan fuerte que salí disparada por la puerta de entrada; por suerte, que ya me esperaba su reacción, fui capaz de mantener el equilibrio al caer. Me erguí en mi sitio y me puse en posición de defensa. Él salió de la casa con parsimonia, regodeándose entre aires de superioridad. Ya nos habíamos enfrentado otras veces y siempre habíamos tenido que salir huyendo, pero esta sería distinta, esta vez sería él o yo.
-¡A eso le llamas tú atacar! -fardeé entre carcajadas fingidas para cabrearlo.
Sabía que si lo cabreaba, actuaría sin pensar. Era como yo, a mi me pasaba lo mismo, por eso aquel estado de serenidad que mantenía, sabía que si me ponía nerviosa bloquearía mi mente y actuaría sin más y eso no podía permitírmelo. Técnicamente, eramos hermanos y a pesar de nuestras diferencias, la terquedad era algo que teníamos en común.
Volvió a salir corriendo hacia mí, pero esta vez le esquivé pegándole una patada en la espalda cuando pasó de largo. Se dio de bruces contra el suelo y eso me hizo sonreír, algo que no duró mucho, pues tan rápido como apareció se esfumó al notar un impacto en mi estómago que me hizo doblarme por la mitad. Daniel se había unido a la pelea. Eran dos contra uno, clara desventaja para mí.
Intenté levantarme con rapidez, pero no me dio tiempo; Daniel ya se encontraba sobre mí pegándome puñetazos en la cara. Intentaba esquivarlos, pero caca vez eran más fuertes y rápidos. Sentí mi propia sangre caer por mi nariz junto con un chasquido. ¡Me había roto la nariz! Sin saber muy bien hacia donde apuntaba, pues no veía absolutamente nada, solo unos destellos; apunté con los dedos y los hundí en su rostro. El blanco eran sus ojos, sí, era algo muy sádico, pero aquel cabrón me había partido mi preciosa nariz. Sentí algo blando y mojado en la yema de los dedos y posteriormente escuché un alarido y sus piernas se aflojaron en mis costados. ¡Bingo! Había acertado. Con un empujón, me lo saqué de encima y me puse de pie. Sentí un leven mareo al hacerlo, después de tantos puñetazos y golpes, todo mi ser se encontraba aturdido, pero no había tiempo para quejarse.
Limpié la sangre de mi cara con la manga de la chaqueta y volví a ponerme alerta. Todo estaba sumido en un profundo silencio aterrador que me puso los pelos de punta; lo único que se escuchaban eran los gritos de Daniel quejándose a mi espalda. Me agaché y con un giro de muñeca, le partí el cuello quedándole inutilizado para unos cuantos de minutos.
Busqué a Gabriel, pero no estaba por ninguna parte. Aquello no era normal; ¡Gabriel no estaba! ¿Dónde se había metido? No tardé mucho en descubrirlo cuando noté un golpe en mi columna vertebral que me envió una descarga de dolor por todo el cuerpo. El grito que salió de mi garganta fue desgarrador. Me había partido la columna y ahora no podría moverme  hasta que las vertebras volvieran a unirse.
Caí al suelo boca abajo. El dolor era tan insoportable que las lágrimas empezaron a salir de mis ojos y todo el auto control que había tenido hasta el momento se esfumó para cederle el puesto al pánico.
Con el pié, Gabriel me dio la vuelta en el suelo, quedando ahora con la espalda rota pegada a él. Visto desde abajo, era más aterrador. Las sobras de sus ojos se extendían hasta la comisura de sus labios y tenía el pelo alborotado y lleno de barro. Se agachó hacia mí con una sonrisa felina y se colocó encima, probándome más dolor.
-He de reconocer que has estado hábil a la hora de defenderte.
-Gracias -dije como fui capaz, tragándome el nudo que tenía en la garganta- aprendí del mejor.
-¿De ese amigo tuyo? -con un gesto de la cabeza, señaló a la casa- pues no le ha servido de nada.
Cerré los puños con fuerza. Quería pegarle tal guantazo que le estaría dando vuelta la cabeza de por vida. ¿¡Cómo se atrevía a decir eso de Caleb!?
-Eres un...
-Ríndete ya hermanita -se carcajeó y se agachó hasta mi oído para susurrarme:- ya eres mía.
Noté su putrefacto aliento como una ola de calor bochornoso sobre mi cara y eso me asqueó. Debió de darse cuenta de mi mueca, pues se echó a reír, aunque la risa no le duró mucho. Una mancha negra gigantesca se abalanzó sobre él y me lo quitó de encima.
Giré la cabeza para mirarle y me di cuenta de que aquella mancha negra se trataba de Caleb; se había transformado. Un sentimiento de alivio y alegría comenzó a crecer en lo más profundo de mí. ¿Y sí ganábamos? ¿Y sí todo acababa ya? ¿Y si Caleb acababa con Gabriel? Quería levantarme y ayudarlo a acabar con mi hermano, pero mi columna no se había terminado de juntar y seguía sin sentir las piernas por lo que solo pude limitarme a observar.
El león negro, osea, Caleb, estaba dando vueltas alrededor de su presa, en ese caso Gabriel quien, a juzgar por su cara, se encontraba algo desconcertado. Este último se lanzó contra el león, pero fue mucho más rápido y lo esquivó dándole un zarpazo en el pecho. *¡Eso es, eso es!Tú puedes amigo, tú puedes...*. Caleb aprovechó que Gabriel se encontraba de espaldas hacia él y con un salto, se colocó encima tirándolo al suelo bocabajo. *Ya está, lo tienes ganado, solo queda un corte limpio en el cuello y.... ¿¡Qué!? ¡NO!* Caleb calló al suelo con unos alaridos que me destrozaron el corazón. Gabriel estaba haciendo uso de su magia y contra eso, Caleb podía combatir.
Me sentía inútil. Quería levantarme y asfixiar a Gabriel con mis propias manos, sentir cómo su vida se escapaba y yo era quien le daba muerte, pero eso no podía ser, aunque sí podía utilizar mi magia para darle apoyo a Caleb.
Extendí mi brazo hacia mi hermano y me concentré en los hormigueos habituales. El collar empezó a arder en mi pecho, sentía cómo me abrasaba y una fuerza se abría paso otorgándome más poder. Era una fuerza que nunca antes había sentido, pero que me hacía pensar que era capaz de todo.
Ver a Caleb retorciéndose en el suelo de dolor, no me ayudaba para nada, por lo que dejé de mirarle y miré a Gabriel. Nuestras miradas se cruzaron, justo a tiempo para dedicarle una sonrisa antes de que sus ropas empezaran a arder. Sus ojos se volvieron como platos y se tiró al suelo para apagar las llamas, pero no lo
harían, no hasta que yo no quisiera.
Sentí una especie de hormigueo en las piernas y a continuación, escuché un chasquido procedente de mi columna. Recé para que eso significase que ya podía andar. Mi cerebro le envió una orden a mis piernas para que se movieran y estas respondieron. A pesar de la situación en la que estaba, mi mini yo empezó a dar saltos de alegría, algo que me hizo bajar la guardia. Cuando miré a Gabriel, este ya no se encontraba entre las llamas, simplemente estaba tumbado en el suelo y de su ropa salía un humillo en forma de espiral.
Me incorporé y me dirigí hacia Caleb para ayudarle a levantarse. Seguía transformado y medio grogui por el ataque de mi hermano.
-Esta bien -le susurré en la oreja mientras le acariciaba el lomo- ya ha pasado todo, está bien, no te preo...
Noté que unas manos me aferraban por los  brazos y me lanzaban lejos de Caleb.
Había sido una estúpida al pensar que Gabriel había sido derrotado. Di varias vueltas sobre el suelo, arañándome la cara. Me aferré con los dedos a la garbilla intentando frenar, pero solo conseguí rasgarme la piel.
Una mezcla de emociones se apoderaron de mí y la que iba ganando era el terror y el pánico. Levanté la mirada, aún tumbada en el suelo, medio inconsciente; algo de lo que me arrepentiré toda mi vida.
Gabriel sostenía a Caleb en sus brazos, agarrádolo por el lomo. Escuchaba los alaridos del león desde donde estaba, veía sus ojos lastimeros y llenos de lágrimas y lo peor de todo es que me estaban mirando y yo no podía hacer nada. Escuché un último gemido de dolor antes de sumirme en la oscuridad.

2 comentarios:

  1. ¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?
    no puede ser ¿pero estamos locos? ¿qué le pasa a Thessa y a Caleb? ay tía no me dejes así, que sufrimiento más grande que tengo estos días con "Sin Nombre" ¿como lo dejas así? :(
    ostras me ha molado mogollón es te capitulo, es que las escenas de lucha me pirran y está me ha gustado un montón, ¡como te expresas jodía!
    solo espero que no hayan muerto ninguno por favor, es que se me hace un agujero en el pecho que no veas cuando me imagino al pobre Leoncito indefenso mientras Gabriel le está torturando.
    En serio, ¿por qué no se muere ya? nos haría un enorme favor a todos!!!! uuuuuuf como le odio!!!! será mamón, bueno ¿y el otro estúpido? se merece que esté sin ojos, que se joda!!
    en fin espero el siguiente más intrigada que nunca (aunque no quiero que llegue el final jo T.T )
    un besazo

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    1. Tú no sabes lo que me ha costado hacer estas escenas de lucha... yo, con lo pacífica que soy T_T
      Piensa que si Gabriel muere, adiós emoción U_U a mi me pasa igual con los demás libros, pelis o series, pero luego lo pienso y es como: jo T_T

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