lunes, 27 de enero de 2014

Capítulo 29.

Lo tenía claro. Mi cabeza era una completa maraña de sentimientos, deberes, honor... estaba todo patas arriba y tenía que decidirme de una vez en qué bando iba a quedarme. No podía estar sintiéndome mal por hacerle lo que le estaba haciendo a Thessa y a la vez sentirme como si le debiera algo a Gabriel. Sí, le debía mi vida, mi nueva vida, pero esa deuda había quedado saldada hacía ya mucho.
Después de salir de casa de Thessa, me fui directamente a casa, mi día había sido agotador y teniendo en cuenta lo que había pasado el día anterior, no me vendría mal echarme un rato y descansar, al menos, eso tenía pensado.
La casa estaba tal y como la había dejado, algo más limpia, señal de que ya había pasado por allí la mujer de la limpieza. Daniel estaba despatarrado en el sofá , frente a la chimenea con un libro entre sus manos.
-¿Qué lees? -me dejé caer junto a él.
-¨El club de los poetas muertos¨ -dijo sin levantar la mirada de las páginas.
-Boh, menudo tostón.
Hacía un par de años me lo había leído, bueno, había empezado a leerlo, eso era lo que contaba. No lo había terminado de leer, me había resultado un poco castaña.
-Cada uno tiene sus gustos, querido amigo.
*¿Qué está pasando aquí?* Me resultaba muy raro aquella situación. Normalmente después de venir de hablar con Gabriel, ya que no era la primera vez que hablaba conmigo sobre ese tipo de cosas, me avasallaba a preguntas. Daniel sabía que Gabriel y yo eramos tipos muy similares en cuanto al carácter. Odiábamos que nos diesen órdenes y nos gustaba ir por libre, por eso la mayoría de las veces discutíamos tanto; incluso una vez, en 1945,  acabamos enzarzados en una pelea. Los dos acabamos muy mal parados.
-¿Qué pasa?
-¿Qué pasa de qué? -ni siquiera se molestó en mirarme.
-No sé, dímelo tú -me encogí de hombros-. Normalmente sueles inundarme a preguntas.
-Ya, pero como estás últimamente...
-¿Cómo que como estoy últimamente? -mi voz sonó dura y tajante.
-En fin... adiós a mi mañana de lectura -con un suspiro, cerró el libro y lo apartó a un lado-. Pues eso Elhija, que últimamente no pareces tú. Tienes un humor de perros, no paras de discutir, de contradecirte a ti mismo, desobedeces a Gabriel...
-A mi nadie me da ordenes -le corté con brusquedad-. Estoy muy harto del jueguecito este que se trae. Nos manda a nosotros a hacer el trabajo sucio. Sinceramente pienso que se está riendo de nosotros, además, ayer le pregunté a Thessa su historia con su hermano.
-¿Y?
-Gabriel nos ha mentido.
-O Thessa te ha mentido a ti -puso los ojos en blanco.
-Dudo que Thessa me mintiera -negué con la cabeza- no tiene motivos para hacerlo.
-¿Y qué te hace pensar a ti eso? Mira... no sé qué te traes con ella, pero Gabriel se está empezando a mosquear.
Yo si que me estaba empezando a mosquear. Realmente Gabriel nos trataba como a sus marionetas, fingiendo que éramos sus amigos. No reconocía a Daniel, estaba tan cegado con él.... ¿de verdad yo era igual?
-Y yo me estoy empezando a mosquear también. ¿¡No te das cuenta de que nos maneja!? -no pude evitarlo más y acabé gritándole.
-¿Qué? -Daniel me miró muy perplejo- ¿Qué hablas?
-Pues lo que oyes -me levanté del asiento muy cabreado, no con él, sino conmigo mismo-. Esta mañana se ha cargado a Pangroms y solo porque Thessa le venció en el bosque.
-¿Qué? Él no nos haría eso a nosotros....
-¿Qué te hace pensar eso? ¡Dime! Estamos tan metidos en su papel, tan cegados por él que pensamos que es... ¨un Dios¨. Sí, él nos salvó la vida, pero por puro egoísmo. ¡Está solo! Nos manda a hacer los trabajos sucios y si los hacemos mal, nos castiga. ¿Te recuerdo lo que te hizo a ti cuando....
-¡Basta ya! -gritó poniéndose a mi altura- Elhija, lo estás exagerando todo.
-¡No! ¡No lo estoy exagerando y lo sabes! Y si en vez de Pangroms hubiera sido yo.... y si me hubiera matado a mi.
-Él nunca te haría eso -susurró negando con la cabeza-. Él es como nuestro padre...
-¿Qué te hace pensar eso Daniel? Dime, porque .... te entiendo, entiendo que estés confuso y no lo veas, pero esto no viene de ahora, yo me he dado cuenta hace mucho tiempo pero ahora... ahora es distinto, no sé...
Me sentía vacío por dentro, como si una parte de mi la hubieran arrancado sin piedad. En parte no quería asumir lo que le estaba diciendo, en parte quería a Gabriel como un hermano más, desde que mi vida como vampiro comenzó; él fue el que nos enseñó a Daniel y a mí todo lo esencial; él fue quien nos transformó. Nos acogió como si fuéramos parte de su familia, pero tenía razón... solo nos estaba utilizando. Gabriel ya no tenia alma ni salvación. Era un monstruo. Y eso me dolía, me quemaba por dentro el hecho de admitirlo.
-Sabes... siempre he querido ser como tú -aquello que  soltó, me impactó como una bofetada en la cara- ir por independiente, no depender de nadie... eres capaz de plantarle cara a Gabriel, pero en cambio yo...
-Tú también, hermano -le agarré con fuerza por los hombros-tú también.
-Yo no soy como tú Elhija... soy mucho más débil.
-No digas tonterías -le sonreí amistosamente para quitar algo de tensión- siempre puedes apoyarte en mi.
-Pero....
-¿Qué?
-¿Qué va a pasar a partir de ahora?
-No lo sé.... -susurré- solo sé que permaneceremos juntos.
-Sí, pero si vamos y le plantamos cara, quizás acabaremos como el brujo. Muertos.
Daniel tenía razón. Teníamos que ser astutos y pensar bien nuestros movimientos antes de actuar, porque  si permanecíamos junto a Gabriel seguiríamos en las mismas, pero si lo dejábamos solo... los que acabaríamos mal seríamos nosotros.
-Ya se nos ocurrirá algo, de momento -le solté y le pegué un pequeño empujón en el hombro- arréglate, tenemos una cena.
-¿Una cena?
-Sí, en casa de Thessa. Betsi nos ha invitado a cenar con ellos. Creo que nos vendrá bien distraernos...
-Sí -sonrió-. Esa chica...
-¿Qué? -le corté alerta.
-Thessa... te ha cambiado por mucho que digas que no.
-No seas gilipollas. Sigo siendo el mismo bombon de siempre.
-Sí bueno.... -puso los ojos en blanco- ah.... hablando de distraerse... ayer estaba con una chica, ya sabes, necesito distraerme y...
-¿Qué has liado esta vez y cuánto nos va a costar?
-Un mueble nuevo -señaló hacia la otra punta de la sala., donde debería haber una estantería con libros, que ya no estaba.
-No sé qué voy a hacer contigo de verdad -me reí negando con la cabeza.


-¿Te acuerdas que te dije que eso de los súper-sentidos era una pasada? -su voz sonó algo asqueada.
Betsi y yo estábamos en mi habitación buscando algo que ponernos. Bueno, más que ponernos... ponerse, yo ya sabía que me pondría para la cena, pero ella aún no lo había decidido y con eso de que la ropa se la tenía que dejar yo...
-Ajam, ¿qué pasa?
No le estaba haciendo mucho caso, en realidad estaba contemplando el magnífico vestido que me iba a poner. Era azul marino, con piedrecitas como de pulpurina. La tela era de tutú y tenía un ribete en la cintura haciendo que la falda cayera hacia abajo con algo de vuelo. Era precioso. Me lo compré hacía un par de años atrás pero no había encontrado nunca una ocasión para ponérmelo. No es que fuera una ocasión especial, solo era una cena con Daniel y con Elhija, pero aún así, me apetecía ponerme guapa.
-Pues... -la miré a tiempo de ver que me estaba dedicando una mirada de odio absoluto- ¡que he escuchado todo!
-¿A... qué te refieres con todo? -pregunté aún sabiendo la respuesta.
-A ti, a Caleb.... ñiqui ñiqui -hizo un gesto con las caderas y las manos muy gracioso, aunque el hecho de que me hubiera escuchado teniendo sexo con Caleb, no era algo que me agradara.
-Uh... je je lo ... sientuuuu -la miré con carita de pena, aún con el vestido entre las manos, pero ella solo sabía mirarme con  odio-. ¡Joder! ¡Lo siento! Ha sido él, yo le dije que parara que nos ibas a escuchar pero...
-Ya, pues yo no he oído que estuvieras muy por la labor de dejarlo eh -me cortó sin dejar que acabara de excusarme.
-Ok -la miré de reojo y me levanté de la cama para acercarme a ella-. Cambiando de tema, ¿ya sabes que te vas a poner?
-No. No tengo ni idea, es que todo me va a quedar grande.
-A ver, quita -la empujé hacia un lado para dejarme a mi meterme en el armario.
La verdad es que la chica tenía razón; todo le iba a quedar grande, aunque quizás si encontraba alguna camiseta que a mi me quedase larga, ella podría ponérsela de vestido. Estuve un rato con la cabeza y medio cuerpo metidos literalmente en el armario hasta que por fin, di con lo que buscaba.
-Toma, pruébate esto -le lancé la ropa- a mi me quedan pequeños.
Eran unos shorts anchos, de esos que se llevaban por encima del ombligo y una camisetas de esas que eran como un corsé, bueno, más que camiseta, era un sujetador ancho. No pareció hacerle mucha gracia. Se quedó mirándome a mí y al conjunto de forma intermitente con el labio levantado en señal de desagrado.
-¿De verdad? -arrancó por fin- ¿Tú te piensas que a mi me pega esto? ¡Pero mírame! ¡Si soy una mezcla entre emo y punk!
-Eso o nada -le dije muy seriamente cruzándome de brazos.
-Esta bien... -asintió con resignación- ¿Qué hora es?
-Las seis, a si es que date prisa en la ducha, a ver si soy capaz de arreglarte esos pelos que tienes.
-¡Eh! -gritó ofendida- ¿Qué tiene de malo mi pelo?
-No me hagas de responder a eso. Y ahora... -la agarré de los hombros para obligarla a dar media vuelta y la empujé hacia la puerta del baño- lárgate a la ducha mientras que yo me arreglo. Te recuerdo que esto ha sido idea tuya.
Antes de irse, se canteó para sacarme la lengua y se marchó de una vez por todas.
-Ains... esta Betsi -susurré para mi.
-¡TE HE ODIO! -gritó desde detrás de la puerta.
-¡QUE TE DUCHES!
Me dejé caer sobre la silla del tocador, indecisa sobre cómo maquillarme. Sí, solía pintarme la raya del ojo todos o casi todos los días, pero a la hora de las sombras y los coloretes, no se me daba muy bien elegir. Siempre había pensado que la mejor época en cuanto a maquillaje se refiere, era la Moderna. Simplemente con empolvarte la cara de blanco, estabas guapa. Echaba de menos esos vestidos largos y pomposos; los castillos y los bailes de máscaras.
*En fin, comencemos*. Tras varios minutos, decidí por recurrir a los clásico en mí; la base del maquillaje y los ojos ahumados. Esa técnica era un poco difícil e invertía bastante tiempo, pero luego una vez acabada, los ojos parecían el doble de grandes y bonitos, además, resaltaba con mis dos tonos de ojos. Repasé mis labios con rojo, apliqué un poco de rímel a mis pestañas y estaba lista.
Me veía muy rara, quizás fuera porque me había acostumbrado a mi pelo normal, osea, a llevarlo rizado y sin arreglar junto con el lado rapado y que lo llevara liso y con la raya al medio, me impactaba mucho, pero me veía guapa, al menos a Caleb, le gustaba así. Ya me había dado su opinión antes.
-Vale, estoy ridícula con esto -Betsi entró malhumorada en mi habitación pegando un portazo.
Me giré en la silla para verla y sí, la encontraba rara, pero no le quedaba nada mal, al menos así, parecía que era una chica. Cualquiera diría que tenía curvas.
-¡Qué dices! Estas muy guapa. De verdad.
-¿Tú crees?
-Que sí -asentí levantándome para cederle el sitio a ella- ahora, siéntate que te arregle el pelo.
El pelo de Betsi era corto, por lo que mucho no podía hacer, pero normalmente lo solía llevar despeinado y desaliñado. Cogí un peine y se lo pasé para desenredarlo. No tardé mucho en peinarla, simplemente, le hice la raya al lado y le pasé un poco la plancha por el flequillo. No paraba de quejarse de que estaba ridícula, pero la verdad es que no lo estaba, aunque lo peor vino a la hora del maquillaje. No paró de quejarse en todo el rato y eso que solo le pinté un poco los coloretes y le dí con algo de sombra marrón.
Cuando terminé, me eché hacia atrás para contemplar mi obra de arte.
-Ains, mírate. Estás guapísima.
-Bueno... sí tú lo dices... -como le pedí, se volteó en la silla para mirarse al espejo y se quedó callada-. ¡Vaya! No parezco yo.
-Pues lo que yo decía -me reí entre dientes- guapísima.
-¡No te pases! -se levantó y me dio un beso en la mejilla- Voy a terminar de colocar la mesa.
-Sí, pero antes... -saqué un par de tacones de debajo de mi cama y se los entregué- Ya que te pones, hazlo bien.
-¡Pero si ni siquiera sé andar con tacones! A demás, siempre me duelen mucho los pies cuando los uso.
-Betsi, eres una vampira, no te van a doler, incluso podrían correr una maratón con ellos que ni los sentirás.
-Pero...
-¡Ni peros ni nada! -estaba un poco harta de sus quejas, aunque en el fondo me hacía gracia-¡Vamos, vete! Que voy a vestirme.
-Sí pero...
Fue a terminar la frase, pero sonó el timbre. Las dos nos miramos muy seriamente y después miramos el reloj que había sobre mi tocador. Eran las siete y un minuto. *Joder, qué puntuales*.
-Vale, ahora si que te tienes que ir, no los dejes a solas con Caleb... ahora bajo yo.
-Bien -asintió y se marchó.
No sabía el por qué, pero estaba algo ligeramente nerviosa. Notaba las palmas de mis manos un poco sudorosas y tenía el pulso acelerado. Sabía que aquella cena no había sido una buena idea. Escuché la voz de Daniel pero no pude distinguir la de Elhija. *¿No ha venido? En fin...*
Cogí el vestido y lo pasé por encima de mi cabeza para quedar así ajustado a mi figura. Me encantaba como me quedaba, era precioso. Me subí encima de unos taconazos negros. Eran cerrados y tenían unos cordones para abrocharlos. Repasé un poco el maquillaje y salí.
Cuando vi que solo estaba Daniel, me decepcioné un poco. En el fondo esperaba que Elhija viniera y eso me mosqueaba. Respiré hondo y descendí por las escaleras.
-Daniel -saludé.
-Hola -me dedicó una sonrisa. Era bonita, pero no le quedaba tan bien como a su hermano-. Vaya... estás muy guapa.
-Gracias. Tú... también lo estás.
El chico llevaba un traje chaqueta de color negro muy oscuro. Se notaba que no lo usaba muy a menudo, pues tenía un par de pelusillas en el hombro.
-Si estás pensando en por qué Elhija no está aquí, es porque va a llegar un poco más tarde.
-No estaba pensando en... -me quedó un poco impactada aquel comentario. Iba a defenderme, pero luego comprendí que no merecía la pena-. Da igual, siéntate, voy a ayudarles. ¿Algo para tomar?
-Sí por favor. Un wiskey.
Betsi y Caleb estaban en la cocina terminando de preparar la cena. Seguía sin entender el por qué de tanta comida, solo comíamos Caleb y yo, el resto bebería sangre, pero pasaba de preguntar.
Cogí el wiskey de uno de los estantes de la cocina y lo serví con hielo en un vaso para llevárselo al chico.
-¿Ya vas a empezar a beber? -se rió Caleb.
-No es para mi -le respondí con una sonrisa- aunque ahora que lo dices, sí, voy a tomarme una copa.
Y así lo hice, serví dos wiskeys con hielo y salí al salón. Caleb había colocado una mesa plegable mucho más alta y grande que la mesita en la que solíamos comer habitualmente. Estaba adornada con un mantel con adornos navideños y un par de velas en cada extremo. Había quedado mono.
-Toma -le tendí el vaso- y échate a un lado. En la cocina sobro.
- ¿Mandan ellos eh?
-Sí. Cuando están en plan mandones, no hay quien los soporte.
Cogió el vaso y me dedicó una sonrisa. Era un chico mono, no guapo o al menos, a mi no me parecía guapo, pero tampoco era feo. Sus ojos eran bastante bonitos y el pelo rubio le resaltaba con la tonalidad oscura como la de Elhija.
-Oye, no te pedí disculpas por tratarte así.
-¿Cuándo? -preguntó el sin saber a qué me refería.
-Ayer, en el bosque. Nos pegaste un buen susto a los dos.
-Ya me fijé -se rió- no era mi intención.
Me estaba dando cuenta de que aquella iba a ser una noche muy larga. Rezaba por que cenaran y luego se fueran tras un rato de cháchara. No me apetecía nada cenar con ellos.
Me llevé el vaso a los labios y me bebí la bebida de un trago. Estaba fuerte, muy fuerte, lo que me llevó a poner una cara rara de la que Daniel empezó a reírse.
-No sueles beber eh.
-No, solo a veces.
-¿Y cómo matas las ansias de sangre? Es lo que suele quitarlas.
-Chaval -esta vez fui yo la que se rió- tengo más de setecientos años, esas ansias de sangre desaparecieron hace mucho tiempo. Tú a mi lado eres un crío de dos meses.
Me crucé de piernas y al hacerlo, el vestido subió un poco hacia arriba, dejando a la vista más carne de mi muslo. Fui a taparlo, cuando me di cuenta de que Daniel me estaba mirando la pierna con una sonrisa de oreja a oreja. *Pervertido*.
-Ahora entiendo lo que ha visto mi hermano en ti -susurró.
-¿Qué? -mi voz sonó enfadada, bueno, es que así era como estaba, enfadada.
-No sé qué es lo que os traéis entre manos vosotros dos, pero me he dado cuenta de que algo hay.
-¿A qué te refieres?
-No te hagas la tonta querida - se acercó hacia mi, quedando su rostro escondido bajo mi pelo -que no tienes ni un pelo.
Me aparté hacia atrás, con unas ganas inmensas de darle una bofetada en toda la cara. ¿Pero qué se creía aquel niñato? Porque es lo que era, un estúpido niñato que iba de guay. Me sentía tonta por haber intentado entablar conversación con él. Iba a responder con una grosería que solo a mi se me pasaban por la cabeza. A veces podía ser un poco verdulera por no decir demasiado, pero justo cuando iba a soltárselo sonó el timbre. Pensar que Betsi o Caleb iban a ir a abrir era inútil. Los dos estaban ocupados en la cocina y ni siquiera se habían molestado en salir de ella.
Daniel, que sabía que le iba contestar con alguna grosería, sonrió triunfal a ver mi cara de pocos amigos y señaló con la cabeza la puerta.
-Te reclaman -dijo.
Aún con ganas de abofetearle, me levanté susurrando cosas muy poco dignas de una chica. Aferré con rabia el picaporte y tiré de él para abrir la puerta.  Obviamente me esperaba quién iba a ser la persona que se iba a encontrar detrás de ella, pero aún así, cuando lo vi, toda la sangre que había por mi cuerpo se fue hacia mi cara concentrándose en mis mejillas. Yo solo rezaba por que el maquillaje lo tapase. Mentalmente me estaba pegando golpes a mi misma *estúpida, estúpida, estúpida*. En un intento de tranquilizarme, pensé en unas horas antes, cuando estaba con Caleb en mi cama, pero eso fue inútil.
Iba vestido con un pantalón vaquero y una camisa blanca, aunque lo que me sorprendió es que no llevaba su habitual chaqueta de cuero. Ésta había sido sustituida por una americana de color gris oscuro que le hacía juego con los ojos. Estaba tan embelesada mirándole que no me había dado cuenta de que él también me estaba analizando a mi.
-Hola -me atreví a saludar por fin.
-Thessa -sonrió mirándome de arriba a abajo una vez más- estás preciosa.
-Gracias -susurré agachando la cabeza como una niña pequeña.
Sí, definitivamente era una completa estúpida. Mi estómago estaba revuelto y de no ser porque no tenía nada dentro, hubiera echado la pota allí mismo.
-Si no te apartas no puedo pasar. ¿O es que nos vamos a quedar aquí toda la noche?
Automáticamente levanté la cabeza para mirarle con el ceño fruncido.
-No, claro que no -dije apartándome a un lado para dejarle paso.
Él entró y volvió a detenerse, esta vez más cerca de mi, justo junto a mi oído. No tuvo que agacharse, yo llevaba los tacones y era casi tan alta como él.
-Aún enfadada estás preciosa -susurró antes de dirigirse hacia el sofá junto a Daniel.
*Y aquí estás tú. Sujetando la puerta sin ser capaz de soltarla porque Elhija te ha dicho que estás preciosa. ¿Te he dicho alguna vez que eres gilipollas? Deja de comerme a mí, tu cabeza y vete a la cocina a plantarle un buen beso a Caleb. Porque ¿sabes? Es a él a quien quieres*.
Mi cabeza me decía una cosa, pero mi cuerpo otra totalmente distinta. No obstante, me hice caso a mí misma y tras cerrar la puerta me dirigí a la cocina y le di un buen beso a Caleb. Mi novio. La persona a la que quería, aunque luego fui consciente de que Elhija había visto todo.
-¡Vaya! -exclamó Caleb sorprendido por mi arrebato. ¿Y esto?
-No sé- me encogí de hombros sonriente y le abracé-. Simplemente me apetecía.
Por detrás del hombro de Caleb, Elhija nos estaba mirando, bueno, más que mirando... mirándome. Tenía puestos sus ojos fijos en mí, al igual que yo en él. Por eso fue por lo que vi su rostro pasar de una sonrisa a una fina linea.
-¿Puedo ayudar en algo? -pregunté separándome de él con la esperanza de que me dijera que sí.
-Sí -sonrió asintiendo y dándome un beso en los labios-. Lleva los platos.
-Vale -dije, pero no le solté.
-¿Sabes? -se rió echándome hacia atrás con sus manos- Si no me sueltas, no puedes coger los platos.
-Ya, pero... -volví a besarle haciéndome la remolona- creo que están mejor conde están -volví a ponerla detrás de su cuello- ¿No crees?
-Sí, lo creo -agarró mis manos y se las quitó de encima- pero, ahora tenemos que cenar. Venga, ¿no querías ayudar? Pues ayúdame.
Muy a mi pesar y con mucha resignación, terminé de soltarlo y cogiendo los platos. Los coloqué en la mesa grande, uno a cada lado repartiéndolos bien sobre el espacio mientras que Elhija me seguía con la mirada de un lado a otro, observando bien mis movimientos. Yo solo rezaba que Caleb y Betsi se sentaran a mi lado.
-¿Te ayudo? -dijo una voz a mi espalda.
Estaba tan metida en mis propios pensamientos, que no había sido cociente de que Elhija ya no estaba donde antes, si no que se encontraba detrás de mí. Pegué un pequeño bote que le sacó una sonrisa. Los pocos platos que aún quedaban en mis manos, estuvieron a punto de caerse. De no ser porque Elhija los sujeto; se habrían hecho añicos.
-No -respondí cogiendo los platos de nuevo y volviendo a mi tarea.
-Insisto.
-Y yo insisto en que no hace falta.
-No me lo puedo creer -bufó entre risas.
-¿El qué? -me canteé hacia él tras colocar el último plato.
-Aún sigues enfadada -sonrió con su sonrisa habitual.
-Yo no estoy....
-No te excuses -me cortó- sí, sí que lo estás. Oye, si te ha sentado mal el comentario que he hecho esta mañana, lo siento ¿vale? No pensé que te fuera a molestar tanto.
No sabía si me causaba más impresión el hecho de que me estuviera pidiendo disculpas o que realmente me hubiera enfadado por una tontería como aquella. Por la mañana, cuando Betsi le invitó a comer, Elhija dijo que mi vida había sido un chollo en lo que a vampiro se refiere, ya que yo había nacido así, sin más del vientre de mi madre.
-Está bien -asentí- no pasa nada.
-Vale.
-Voy a... -señalé a la cocina- voy a seguir ayudándolos.
Elhija se hizo a un lado dejándome paso y me marché. Caleb y Betsi habían hecho un trabajo magnífico, la comida olía de rechupete y estaba deseando llevármela a la boca. No tardamos mucho en terminar de colocar la mesa y en pocos minutos ya estábamos sentados todos en nuestros respectivos sitios.
Al parecer, mis plegarias a quien quiera que hubiera allí arriba, no habían sido escuchadas. Elhija estaba sentado a mi izquierda. Caleb y Betsi presidían la mesa y Daniel se encontraba justo frente a mí.
Al principio nadie de los allí presente dijo una sola palabra, nos limitamos a comer el primer plato; entremeses, hígado de pato y mini salchichas en salsa.
Para mi sorpresa, Betsi, Daniel y Elhija sí que estaban comiendo, aunque claro, tenían un vaso de sangre al lado de que daban pequeños sorbos de vez en cuando. Nunca había entendido a la perfección el cuerpo de un vampiro. Estaban muertos, ¿a dónde iba a parar luego todo eso? La curiosidad me pudo y el hecho de que nadie mediara palabra, fue a lo que me llevó a preguntar.
-¿Por qué coméis comida humana? Se supone que estáis muertos ¿no?
Ninguno de los tres me respondió. De Betsi me lo esperaba, ella no entendía mucho debido a su reciente cambio y estaba segura que a ella también le rondaban preguntas como aquella que yo me había atrevido a formular.
-¿A qué te refieres con que estamos muertos? - Daniel fue el único que se dignó a responder-. Si estuviéramos muertos, esta conversación no sería posible ahora mismo.
En teoría tenía razón, si verdaderamente estuviera muerto, no estarían allí, a no ser que los fantasmas existieran y yo por el momento, en todos mis años de vida, nuca había visto uno.
-Creo que a lo que nuestra anfitriona se refiere, es a que tenemos que morir para resucitar y transformarnos en lo que ahora somos -esta vez fue Elhija el que habló.
-Sí, a eso me refiero. Es decir, el ritual para convertirse en un vampiro es beber sangre de otro vampiro y morir, por lo que técnicamente estáis muertos, por eso no entiendo vuestro cuerpo. Me explico -tragué algo de aire llenando mis pulmones y aclaré mi garganta. Betsi, que se encontraba en la otra punta a mi izquierda, me miraba muy atentamente, aquello la intrigaba-. Os alimentáis de sangre, por que tiene todo lo que una persona normal necesitaría para vivir; lípidos, proteínas, glúcidos... entre otras cosas, pero a la vez vuestro cuerpo no avanza, está atascado en el tiempo.
-Como tú -me cortó Daniel.
-Sí, pero la diferencia es que yo nací del vientre de mi madre, vosotros tres -les miré empezando por Elhija, siguiendo por Betsi y acabando en Daniel- no. Vuestro cuerpo necesita dormir, pero no respirar... ¿me entendéis?
-Sí -asintió Elhija a mi izquierda- es algo muy sencillo -me miró de reojo, sin terminar de girarse para que pudiera verle la cara-. No necesitamos respirar porque es algo simplemente humano, el hecho de que el ser humano necesite el O2 para sobrevivir, no quiere decir que otras especies si que lo necesiten. En este caso, un vampiro no lo necesita porque como tú dices estamos muertos, lo mismo que no necesitamos eliminar los desechos de las células o de lo que nos alimentamos, porque la sangre de la que nos alimentamos ya viene pura, como tú has dicho antes, con todo lo que nuestro organismo necesita, por eso no tenemos que eliminar nada y cuando comemos comida humana, como en el caso de ahora.... simplemente, nuestro cuerpo lo absorbe todo.
-Ya, pero también lloráis -apunté.
-¿Y?
-Que también es una función humana.
-Mira -esta vez sí se giró hacia mí. Me percaté que el resto también estaban muy atentos a su explicación, incluso Caleb- te has obcecado en que nuestro cuerpo es tan normal como el de un mundano muerto, que no eres capaz de ver de que no es así.
-Yo no me he obcecado en eso -respondí con brusquedad- simplemente sentía curiosidad y pregunté.
-Y tras.... ¿setecientos años, la curiosidad te entra ahora?
Enfadada por la brusquedad de sus palabras, me limité a dedicarle una mirada de odio y a volver a incorporarme correctamente en mi silla. Pude avistar una leve sonrisa en su semblante. El día anterior le dije que me sacaban de quicio sus cambios de humor y al parecer se lo había tomado tan a pecho que incluso juraría que lo estaba haciendo solo por incomodarme.
-Betsi, vamos a por el siguiente plato -le dije mirándola suplicante.
La chica mi miró y pareció captar mis intenciones. En realidad me importaba una mierda el siguiente plato, solo quería acabar con todo aquello, así se irían cuanto antes.
Betsi pasó por mi lado y yo la seguí hasta la cocina. Pareció que iba a hablar, lo noté en su mirada que sabía que me pasaba algo, pero me llevé el dedo indice a los labios para indicarle que no dijera una palabra y luego me dí unos golpecitos en el oído. Elhija y Daniel nos escucharían.
-¿Qué demonios ha sido eso? -simplemente movió los labios,  saliendo solo aire. Pero pude leerla y entenderla.
-Es gilipollas -le respondí yo de la misma forma.
Se rió con mi comentario y se encogió de hombros cogiendo un bol gigante de cristal donde se encontraba el estofado que había hecho ella aquella mañana. Estaba un poco tostado, pero tenía muy buena pinta.
Para mi sorpresa, cuando volví al salón, Caleb y Daniel estaban enfrascados en una conversación. Mientras que Elhija tenía su copa con sangre en la mano y no paraba de darle vueltas.
-¿De qué habláis? -pregunté dirigiéndome a Caleb y a Daniel.
-Le estaba preguntando cómo es eso de tener tantos años -los dos chicos se echaron a reír.
-Agotador -resoplé dejándome caer en la silla de nuevo.
-¿Muchas idas y venidas?
-Sí. Bueno, en realidad hemos visto mucho mundo -sonreí a Caleb mirándole de reojo- y tenemos varios amigos por ahí repartidos, pero no hay un lugar fijo al que llamar hogar. No como vosotros ¿no? Os criasteis aquí.
Elhija, que a pesar de estar enredando, pegó un pequeño bote y miró a Daniel quien también le miraba con seriedad. Algo había causado mi comentario, algo que no sabía, pero que no les había sentado bien.
El chico, sentado a mi izquierda, se dirigió a Betsi y le preguntó algo que no llegué a distinguir. Posteriormente se levantó de la mesa y se marchó escaleras arriba bajo mi mirada. Iba al baño.
-¿Pasa algo?
-No, no -negó Daniel con la cabeza-, es solo que no nos gusta mucho hablar de ese tema a mi hermano y a mi.
-Bueno, no sois hermanos.
-¿Qué pasa? -una pizca de odio le atravesó la mirada- Te ha contado todo o qué.
-¿No sois hermanos? -Caleb salió a mi ayuda.
-No, somos amigos, como tú y Thessa, aunque bueno... -sonrió con malicia- ya he comprobado que sois algo más que amigos.
-Sí -sonreí inclinándome en mi asiento para besar en los labios a Caleb-. Te has fijado bien.
Nadie más volvió a pronunciar ninguna palabra. Caleb sirvió el estofado y nos lo comimos con tranquilidad. Elhija no había vuelto a bajar, me preguntaba qué era lo que pasaba y por qué ninguno, ni tan siquiera su hermano, habían preguntado por él. No es que fuera a ocurrirle nada malo, aquella expresión de ¨se lo habrá tragado la taza del váter¨, se decía en sentido metafórico.
Intrigada, decidí levantarme de la mesa y poner la excusa de que necesitaba ir a mi habitación a mirar  si había apagado las placas del pelo. Ninguno sospechó nada, simplemente asintieron y volvieron a meterse en otra conversación.
No iba a entrar directamente en el baño, supuéstamente yo iba a mi habitación, a si es que eso fue lo que hice. Olía a colonia de hombre, y eso me chocó, nadie excepto Caleb había entrado en mi cuarto y eso había sido hacía ya unas cuantas de horas.
Me acerqué a la puerta que daba al baño y coloqué mi oreja pegada a ella, pero no atisbé ningún signo de que Elhija se encontrara allí.
-¿Pero qué coño...? -no terminé la frase, algo sobre la almohada de mi cama llamó mi atención.
Me acerqué a ver qué era y lo cogí. Era como una especie de cajita de regalos, muy pequeña; negra y con un lazo rosa. Tiré de uno de los extremos y la abrí. En su interior había una pulsera de plata con recolguines. Uno tenía forma de lobo, el otro era como un cuerno pequeñito y el último era un caldero.
-¿Te gusta?
No lo había escuchado entrar. Pegué un bote en mi sitio y dejé caer tanto la pulsera como la caja. Elhija estaba junto a la puerta que daba al salón. Apoyado en la pared de brazos cruzados. Me preguntaba si había estado todo el rato allí, en mi habitación y por eso no había escuchado ni un solo ruido en el cuarto de baño. De haber sido así, yo había quedado patética.
-¿Qué... qué es esto?
El chico no me contestó. Se separó de la pared y se acercó a mí para coger la pulsera que se me había caído.
-Ayer me acordé de que no te hice ningún regalo por tu cumpleaños y bueno... -me agarró por la muñeca y tiró de ella para enroscar la pulsera a su alrededor- vi esto y no pude evitar acordarme de ti.
Realmente aquello me había pillado con la guardia baja. No me esperaba que Elhija me hiciera un regalo así, bueno, en realidad no me esperaba que Elhija tuviera un detalle conmigo después de los trastornos bipolares que le daban a lo largo del día.
-Vaya... -no sabía que decir. Tenía un nudo en la garganta que no me dejaba hablar y las palabras se me arremolinaban en el celebro perdiendo todo el sentido.-. No... no tenías por qué.
-Ya te he dicho, que me acordé de ti. .
Levanté la mirada, hasta entonces fija en la mano que me sujetaba la muñeca. La notaba cálida, muy cálida cuando en realidad debería estar fría. Su piel era gélida como el hielo, pero en el contacto con la mía, el frío se amortiguaba.
Él también me miraba, con aquella sonrisa suya que le hacía parecer un niño travieso.
-Tiene un lobo, un colmillo y un caldero -su sonrisa se ensanchó- ¿cómo no acordarme de ti?
-¿Me estás llamando bicho raro? -bromeé sin poder evitar sonreír.
Se quedó callado, pensando en qué podía decirme para quedar por encima de mí. Seguro que saltaría con alguna estupidez muy propia de él. Ya, podía esperarme cualquier cosa; pero cuando su sonrisa se deshizo, dejando paso a una fina linea de seriedad absoluta me sobresalté.
-No -su voz sonó seria, muy seria para mi gusto, tanto que hasta me asusté interiormente. Su mano seguía aferrando mi muñeca. Era un tacto suave, casi ni la rozaba, pero yo no quería que me soltase- estoy diciendo que eres única.
Vaya... definitivamente no, no me esperaba nada de eso. Su mirada pasó desde mis ojos hasta  la punta de mis tacones y de estos de nuevo a mis ojos. Aquella mirada me hizo sentir como si estuviera desnuda ante él. Noté mis mejillas ardiendo y un revoloteo en mi estómago. Si me soltaba, cabía la posibilidad de que cayera redonda al suelo.
-¿Te he dicho ya que estás preciosa? -se acercó más a mi, su pecho casi rozaba el mío.
-Sí -procuré que mi voz sonara firme, pero aún así, por dentro estaba temblando- eso has mencionado.
-Pues déjame que te lo repita -pasó su mano por mis sonrojadas mejillas, siguió por mi pelo y descendió por mis brazos hasta llegar a mis caderas donde descansaron por fin. Entonces, se inclinó un poco para llegar a mi oído y susurró- estás preciosa.
Lo siguiente que pasó, fue muy rápido, tanto que en mi memoria estaba hasta borroso.
Elhija me atrajo hacia él, acortando el poco espacio que quedaba entre nosotros y me besó. Sus labios se movían con agilidad junto a los míos, los cuales al principio permanecieron cerrados hasta que el chico los abrió con su lengua, luego, dejaron la parálisis a un lado y respondieron ante el beso. La mano que aún reposaba sobre mi muñeca, pasó acariciando mi brazo hasta llegar al pelo y enredarse en los mechones. En un principio, no sabía cómo reaccionar, todo aquello me había pillado por sorpresa, pero eso solo duró unos segundos. Pasé mis manos por sus hombros y enredé mis manos en su pelo.
Me resultaba raro todo aquello. Quería besarle, seguir así con él; entrelazados. Percibía que encajábamos a la perfección, pero a la vez sabía que aquello estaba mal. Muy mal. Pero no podía separarme de él. Era como si una fuerza nos atrajera el uno al otro, como si una cuerda se enroscase a nuestro alrededor, juntándonos y tentándonos cada vez más y más.
Con ímpetu, el chico me empotró contra la pared, quedando atrapada, con su cuerpo apoyado sobre el mío. Noté sus manos descender por mis caderas y llegar hasta el final de mi vestido. Acarició mis muslos con sus dedos haciéndome estremecer. Fue entonces cuando la puerta se abrió.
Le empujé con fuerza, quitándomelo de encima para ver a Betsi, boquiabierta y con una expresión de horror en su rostro.






4 comentarios:

  1. Espera, espera, espera que aún tengo que respirar
    ¿Alguien me explicar que ha sido esto? porque no me lo explico, ¿se estaba enrollando con Elhija? ¿Pero esto que eeeeeeeeee? (Voz de Mauricio Colmero) tengo hasta la respiración entrecortada ahora mismo, es que no me lo puedo creer que respondiera ¿qué la pasa? bueno vale si, la entiendo Elhija también es monismo de comérselo pero es que joeee Caleb, ¡CALEB! y porque ha entrado Betsi sino ¿qué pasa? ¿se la chinga duro contra el muro? me lo quieres hacer pagar con dos microinfartos en menos de 3 capítulos que me quedo atrasada. YA TE VALE, MONINA!
    no gano para oxigeno contigo ¿como lo haces?
    es que esta novela es LA PUTA REHOSTIA, con perdón de los vocablos pero es que tengo que decírtelo aunque te pongas coloráh niña, lo de esta novela no es normal, me tiene en un sin vivir porque claro ahora Elhija también es super mono con lo de la pulsera a mi me regala una y se me caen las bragas, sí se que suena soez pro es que coooolega, uuuf, uuuuf ahora soy yo la que tiene mariposillas por estos dos.
    Eso si sigo siendo del TEAM CALEB hasta la muerte y espero que acabe con él, por favor te lo pido haya o no, segunda o tercera parte, es que es taaaaaan riquín ^^ muero de amor.

    Y lo de los hermanitos estos me tiene preocupada ¿eh? que ya pueden pasar a la casa y pueden hacer un ataque sorpresa si les da la gana, incluso hacerlo por mandato de Gabriel, yo viviría acojonada pero claro esta inocente que va a saber que está pensando con la chirla últimamente, ¡Ay Thessa, Thessa!
    sube el siguiente o el final ya mismo porque no puedo con mi vida y TÚ eres la culpable jajajaja.
    un besazooo!

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    1. Pueeees si no hubiera aparecido Betsi, puede que quizás se la chingase contra el muro o que ella misma se diera cuenta de lo que estaba haciendo... no se saaaeh jajaja
      Ya, ya... te diije que te traería al lado oscuro y... lo estoy haciendo digas lo que digas jajaja
      No sabes la ilusión que me hace que me digas que mi novela te quita el O2 jajaj no es que quiera que la espiches, no, pero me gusta generar esa sensación XD
      Con lo de los capis, ya voy a subirlos seguidos todos, a si es que mañana hay uno nuevo.
      Un besooo :)

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  2. Bueno, me has hecho coger el ordenador por las putas ganas de comentar... xd
    Espero que se envie, cuando es mu largo no me lo envia.
    Empecemos.
    ¿SE PUEDE SABER PORQUE COÑO ME HACES ESTO? Tu quieres matarme verdad? Primero no me juras que va a acabar con Elhija, que encima, LE BESA Y LE SIGUE. Hombre, y como no, entraba alguien en el cuarto. Eso que no falte.
    Pues menos mal que es Betsi y no Caleb... No me gustaria imaginarme la cara de Caleb si le viera asi xD Seria mejor que no uviese entrado nadie, es mas romantico visto desde el punto pervertido xDDD Aunque con el super oido de Betsi y Daniel no habrian tardado en enterarse...
    Esta Thessa... Si es que se mete en mas lios! Que alma de cantaro dios xd
    Me encanta, pero me encanta, pero me encanta Elhija. Es que lo amooooooooooooooooooooooooo. Que uno asi!
    Encima Elhija se rebela! Todos a por Grabiel! Hay que juntarse toditos y lo machacamos xd
    Aunque, sinceramente, no se porque, pero me da la impresion de que Daniel no va a salir muy bien... Nose, alomejor son idioteces mias.
    Me encanta cuando Elhija le hace rabiar, son las monos. Y vamos, ya con la pulsera me ha matado! Y le dice que es unica! Donde estan esos tios en esta vida?!yo quiero uno :c Y si no lo consigo tendre que entrarme en la novela y secuestrarlo *-*
    Pobre Caleb.. me da penica.. si se entera que despues de tirarse a Thess va la otra y por poco se tira a Elhija, te juro que me muero xd
    Espero que Caleb no se valla, aunque yo quiera mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho y podria seguir pero es que infinito mi amor hacia Elhija xd
    Bueno, como decia, no quiero que se valla Caleb, porque aunque yo quiera mucho a Elhija, caleb le hace mucho bien a Thess, aunque estos ultimos dias han estado bastante distantes...

    Sinceramente, no se como puedes tener tan poquitos comentarios en los capitulos. Esta novela es mejor que muchas otras que hay con muchos comentarios. Yo antes tenia un blog y no tenia comentarios apenas. Pero mi novela era una mierda! Se me da mejor leer que escribir... xD
    Dejemos de hablar de mi que ya hemos hablado mucho! xd
    Ai mi Alba, mi gran escritora en sus ratos libres... Que haria yo sin ti? Y pensar que te lei, un dia, cuando me enviaron un evento con el prologo de esta novela... MENOS MAL QUE ME LO ENVIARON CUANDO ESTABA ABURRIDA! Porque si no llego a estar aburrida, nunca abria leido esta maravillosa novela! Me lei los 3 capitulos que tenias y luego lie la de dios para agregarte. Sin querer le di a no al evento cuando abri la pestaña, y no pude agregarte nii preguntarle a la que me lo envio. Dias despues me llego otro evento *-*
    Me alegro de haber conocizo tu magnifica novela :3

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    1. Vaya... sinceramente no sé que decir.
      Sí, me ha quedado claro que amas a Elhija jajaja eso ha quedado clarísimo. Dios, sois todas unas putillas ahí diciendo que se la tirase... ejem ejem.
      Pues qué decir, la verdad que me alegro muchísimo de que siguieras leyendo y te gustara la verdad, ese es el sueño de todo escritor frustrado ¿no? Que lean sus pequeñas locuras creadas en tiempo libre.
      Muchas gracias de verdad.
      Un besoo :)

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