viernes, 17 de enero de 2014

Capítulo 25.

Si algo tenía claro es que a pesar de que estarían preocupados por mi, no me iban a recivir con los brazos abiertos, por el contrario me llevé una buena reprimenda por parte de Caleb; y Betsi me puso aún más nerviosa cuando me dijo que Nathe estaba apunto de llevar, ya ni siquiera me acordaba de él.
Me zambullí bajo el agua caliente de la ducha y me puse un par de pantalones con una camiseta de tirantas limpia, dentro de casa no hacía nada de frío, la calefacción era general y la temperatura era muy agradable.
Hambrienta hasta decir basta, me fui directa a la nevera y cogí dos bolsas de sangre, sabía que con una no iba a tener suficiente, el hambre que tenía era atroz.
Estaba calentando un vaso en el microóndas cuando sentí un par de manos deslizarse alrededor de mi cadera. Pegué un ligero bote, pero luego supuse que sería Caleb, ¿quién si no? Despacio, me di la vuelta para quedar frente a él.
-Me tenías preocupado -susurró en mi oído-. No vuelvas a hacer eso.
-Ya me he dado cuenta ya -mi tono de voz era más amargo de lo que había pretendido que sonara- tu bronca ha sido digna de un buen cabreo.
-Pensaba que te había pasado algo -me besó en la mejilla y me apretó más contra sí- lo siento, solo me preocupo por ti.
Aquella frase, aquel ¨solo me preocupo por ti¨ me llevó de nuevo al bosque, en la cueva, con Elhija, cuando él me había dicho que me estaba siguiendo porque pensaba que necesitaba protección. Un pinchado de remordimiento me atravesó el estómago sin previo aviso. Obviamente no había contado toda la historia, solo lo esencial, vamos que me habían atacado, Elhija me había sacado y que luego habíamos quedado atrapados en el bosque hasta que Daniel nos había ido a buscar, incluso ni siquiera había mencionado que Ángela era una bruja y mucho menos el momentazo aquel en el que Elhija me tenía agarrada por la cintura, con su otra mano aferrando mi muñeca, con su cara junto a la mía... *¡Basta ya!*.
Con un suspiro, le empujé levemente en el pecho y me di la vuelta para sacar la sangre del microondas.
-¿Qué te pasa? -preguntó Caleb algo preocupado-. Te noto rara.
-Nada -negué con la cabeza de espaldas a él- solo estoy agotada.
-Pues qué pena...
Volvió a deslizar sus manos por mi cintura, pero esta vez el gesto vino acompañado de unos ligeros besos en el cuello. Apartó mi pelo a un lado y me hizo de dar la vuelta mientras seguía besándome. Mi cuerpo pareció responder, pero mi mente seguía en otro lugar, un sitio en el que no debería estar. No obstante, un poco de alegría para el body no vendría nada mal, por lo que le seguí.
Pasé mis dedos por su torso y le busqué los labios con los míos. Nuestras lenguas se entretuvieron la una con la otra mientras sus dedos lo hacían con mi pelo recogido en una coleta.
Me pareció escuchar el timbre, pero hice caso omiso, estaba demasiado ocupada y entretenida como para preocuparme por ello, ni siquiera fui consciente de que Betsi estaba con nosotros hasta que carraspeó cuando nos avisó de que Nathe estaba llegando.
-Eh, que también vivo aquí -se quejó y no con falta de motivos- sé que es vuestra casa y yo soy la intrusa, pero joder, cortaros un poquito ¿no?
Tanto Caleb como yo nos echamos a reír con la típica sonrisa de un niño que quiere aparentar ser inocente tras hacer una trastada, pero ella tenía razón. Volví a besarle y le aparté de mi camino.
-Será mejor que me acabe esto antes de que lo vea -dije cogiendo el vaso con la sangre.
-Sí, será mejor. Pero antes... una última cosa -se acercó a mi y volvió a besarme.
-Plasta -reí entre dientes- ves a terminar de ayudar a Betsi anda.
Con una sonrisa de aprobación, Caleb me hizo caso y se fue a terminar de preparar la mesa. No era nada del otro mundo, simplemente habíamos puesto un mantel y un par de platos, a decir verdad, la única que no cenaría sería Betsi.
Nada más entrar el chico por la puerta, sin verle, ya supe que estaba ahí. A través de la ventana de la cocina, vi a Betsi ponerse muy tensa y a Caleb ir a recibirlo. Enjuagué el vaso en el fregadero y salí para saludarle.
A pesar de las ganas que tenía de abrazarlo, tuve que contenerme y simplemente tenderle la mano. estaba igual que siempre, con su flequillo tintado y su habitual vestimenta negra, pero estaba serio, más serio de lo habitual.
-¡Qué alegría verte! -sonreí indicándole que se sentara en un puf.
-Ya era hora sí... las dos me estabais evitando.
-Na..Nathe... -tartamudeó Betsi.
Este la miró con seriedad absoluta en su semblante, algo que era de entender, llevaba varios días sin recibir noticias suyas y encima le había dicho que estaba en casa de una tía ficticia, bueno, eso se lo dije yo, pero como si hubiera sido ella.
-Ey -hizo un gesto con la cabeza.
-Bueno.... voy a sacar la cena -dijo Caleb encaminándose a la cocina conmigo detrás.
-Esto va a ser muy raro -cuchicheé en voz baja mirando a Betsi y Nathe de reojo-, rectifico; muy pero que muy raro.
-Te recuerdo que fue idea vuestra eh.
-Lo sé -cogí un bol de cristal con ensalada cesar en su interior- pero lo va a ser.
Salí de la cocina y dejé la ensalada en el centro de la mesa. Betsi estaba sentada en un extremo, con las manos muy apretadas a las patas de la mesa. Estaba tensa, algo normal con sangre fresca allí de por medio, pero lo mejor sería zanjar el tema y darlo por terminado. Aún no sabía si sería mejor decirle a Nathe la verdad o seguir mintiéndole; ambas cosas estarían mal, porque decirle la verdad solo le pondría en peligro y mentirle sería ir retardando el momento en el que se enteraría de todo y también acabaría en peligro.
Me senté al lado de Betsi, en el suelo, con las piernas cruzadas con Caleb al otro lado. Fue este quien sirvió la ensalada.
-No sabía si eras vegetariano, por lo que he pensado en que sería mejor una ensalada -le dijo Caleb a Nathe llenando su plato.
-Sí, sí que lo soy -sonrió este con desgana- gracias por tenerlo en cuenta, aunque también se lo podías haber preguntado a Betsi dado que veo que está viviendo con vosotros.
¡Zahs! Ahí estaba la bomba, pensé que tardaría más en salir, al menos, hasta que llegáramos al postre. Betsi, a mi lado se sobresaltó y dejó caer el tenedor sobre el plato. La miré de reojo y vi que su mano libre, la que antes sujetaba el cubierto, estaba ligeramente temblorosa, mientras que la otra seguía aferrando la  pata de la mesa.
-Nathe.... -empezó esta- yo...
-¿Pan? -la interrumpí cogiendo la baguet y tendiéndosela a Nathe-. Recién horneada, ummm... que bien huele.
-¿Betsi? -me ignoró este- ¿Cómo era eso que estabas en casa de tu tía Daiana, Diana o como leches que se llame? Pensé que eramos mejores amigos.
*Mira tú por donde, yo también lo pensaba de Caleb y ahora estamos liados, cómo cambian las cosas ¿eh?*
-Y lo eramos, bueno, lo somos -rectificó nerviosa- es solo que... ha pasado algo complicado y...
-¿Algo complicado? Já, sorprenderme.
Las cosas se estaban poniendo feas; yo lo sabía, Betsi lo sabía e incluso Caleb lo sabía, quien se encontraba ajeno a todo enredando con su ensalada. Él no quería meterse en todo ese embrollo y lo respetaba.
-¿Nadie quiere pan? -volví a interrumpir arrancando el pico de la baguet y metiéndomelo en la boca- Pues más para mi.
-No sé cómo decírtelo....
-¿¡Decirme el qué Betsi!? ¿¡El qué!?
- Han pasado cosas en mi vida, que bueno, no creo que las comprendas y que creo que es mejor que no las sepas -dijo en voz baja con la cabeza gacha-, me encantaría decírtelo, pero por tu bien es mejor que no las sepas, créeme es lo mejor, yo solo... uf.
Agaché un poco la cabeza para poder ver bien su semblante. Estaba dolida, se le notaba en la cara que aquella situación no estaba resultando nada fácil para ella. Distinguí un brillo e sus labios, tenía los colmillos desenfundados, por eso tenía la cabeza gacha. Estaba siendo muy fuerte, con un poder de auto control que no había visto jamás en un neófito.
Una idea pasó por mi mente iluminándola cual bombilla en una sala oscura. Cuanto antes acabase aquella charla, antes todo volvería a la normalidad, lo mejor sería decirle a Nathe la verdad, así el sabría que no podía acercarse a Betsi al menos en un tiempo y la chica estaría bien porque sabría que Nathe lo comprendería y así, todos contentos.
-Betsi es un vampiro -solté sin previo aviso.
Caleb me miró sorprendido, al igual que Betsi, pero Nathe se empezó a reír, tanto, que casi se cae al suelo.
-¿De verdad? -preguntó con sarcasmo el invitado- Mirad chicas, estoy un poco harto -tiró su servilleta encima de la mesa y se puso en pié-, lo mejor será que me vaya.
Nathe se encaminó hacia la puerta, miré su plato, ni siquiera lo había tocado. Estaba ya con la mano en el pomo, decidido a irse, cuando una ráfaga de aire se levantó a mi lado y Betsi apareció frente a él. Lo siguiente que pasó fue que Nathe se desplomó en el suelo.
-Genial -espeté levantándome del suelo y cogiendo al chico en brazos- ¿tenías que ser tan... tan tú?
-Se iba a ir, no sabía que hacer -se disculpó Betsi.
-Está claro que eso no -me respaldó Caleb-. Llevarlo a mi cuarto, cuando se despierte le contaremos todo, será lo mejor.


Tardé lo suyo en llegar de vuelta a casa, no quería encerrarme, en realidad lo que quería era ahogar mis penas en alcohol y así lo hice. Primero fui al Yoms y me senté en la barra, solo y aún lleno de barro hasta en las partes en las que no daba el Sol.
-Camarero -le llamé por no sé cuanta vez con la voz algo embotada- ¡Camarero!
El señor se dirigió hacia mi con aires pesadumbrosos, le había estado dando la coña no hacía mucho con que me diera la botella del wiskey más caro que tuviera, al principio no me la quiso dar, decía que ya había bebido suficiente, por lo que tuve que utilizar la coerción e iba en camino de volver a hacerlo.
-Tráeme otra botella de... -miré la que estaba vacía, justo a mi lado e intenté pronunciar su nombre sin éxito, veía las letras algo borrosas- de lo que sea esto.
-Creo que ya ha bebido usted bastante.
-Elhija Stefson no ha bebido bastante hasta que Elhija Stefson lo dice -levanté la voz más de lo que debía. La poca gente que había en el bar se dio la vuelta para mirarme.
-Lo mejor será que se vaya usted ya para casa -dijo un tipo agarrándome de la chaqueta- seguro que su madre debe de estar preocupada.
-Já -reí con sarcasmo- mi madre hace mucho tiempo  que dejó de esperarme; y si queda algo de sensatez en su cerebro de mosquito, le recomiendo que me suelte.
-Sí, le soltaré, pero cuando esté fuera del bar -tiró del cuello de la chaqueta, quizás fuera eso lo que me encendió.
Apenas sin darme cuenta, le pegué un empujón al hombre que me estaba agarrando y lo mandé a la otra punta del bar. El camarero, asustado, sacó una escopeta que tenía bajo la barra. A pesar de lo borracho que iba, eso me hizo gracia; me recordó a las viejas películas del oeste que tanto éxito habían tenído algunos años atrás.
-¡Márchese! -me ordenó el camarero apuntándome con el rifle- No hace falta ni que pague, corre por cuenta de la casa, pero márchese y no vuelva joven, este es un bar pacífico.
-Claro... y lo dice un tío que me está apuntando con el rifle.
No quería causar daños a nadie, simplemente estaba abrumado, eso me había llevado a beber y yo, bebido, no es que fuera un buen acompañante ni para mi mismo. Levanté las manos en señal de disculpa y le di la espalda, aunque luego pensé que ya que los había acojonado, lo mejor sería hacerlo bien. Desenfundé mis colmillos y me abalancé sobre el camarero quien soltó el rifle sin pensárselo dos veces. No le haría daño, solo quería divertirme un rato.
-No sabe con quién se está metiendo -bufé con los colmillos a plena vista.
Le dejé caer y salté por encima de la barra para salir a la fría noche.
Tenía el coche en el aparcamiento. Incluso borracho sabía que no era una gran idea conducir, pero tampoco quería dejar allí el coche. No tardé mucho en llegar. Las luces estaban completamente apagadas, solo estaba encendida la chimenea, algo que me alegró y me hizo pensar que no estaba solo en casa, que probablemente Daniel estaría en su habitación acostándose con alguna cualquiera, pero eso era lo de menos.
Me quité la camisa y la tiré en el suelo junto a la puerta de entrada para después dejarme caer sobre el sofá frente a las llamas y caer rendido en cuestión de minutos.

Llevamos a Nathe a la habitación de Caleb, el pobre se había desmayado de la impresión. Sabía que no tenía que haber salido así, corriendo hasta él, tanto Thessa como yo habíamos sido muy bruscas a la hora de contárselo todo, bueno, no se lo habíamos contado, simplemente lo habíamos soltado sin más.
Me encontraba sentada a su lado, en la cama, esperando a que despertara, llevaba ya varios minutos así, pero estaba bien, su respiración era regular y no había indicios de que hubiera sufrido nada, solo había sido eso, un simple desmayo.
-¿Betsi? -escuché un pequeño gemido procedente de su boca.
-¿Sí?
Le ayudé a incorporarse. Tenía los ojos entrecerrados y estaba un poco atolondrado, pero lo prefería así a chillando y encolerizado.
-¡No, no me toques! -gritó pegando un salto fuera de la cama.
-Pero....
-Me gusta el royo de los vampiros, pero solo en los libros, en la vida real.... no, estáis locos, los tres.
Miraba de un lado a otro de la habitación con movimientos rápidos de la cabeza. Supuse que estaba buscando a Thessa y Caleb, pero ellos estaban abajo en el salón, pensaron que lo mejor sería dejarnos a los dos a solas, aunque ahora no sabría si había sido una buena idea.
-Pero Nathe, siéntate a que te explique -intenté tranquilizarle- por favor...
-¡No! ¡Quiero irme a mi casa!
Salió disparado hacia la puerta, pero yo era mucho más rápida y me interpuse en su camino, no me quedaba otro remedio.
-¡Siéntate! -le ordene mediante la coerción.
No estaba muy segura de si funcionaría, no la había utilizado antes, bueno, a decir verdad mi vida como vampiro se reducía a dos días, pero aún así lo intenté y tuve éxito. Nathe se sentó en la cama, pero notaba que seguía nervioso.
-¿Por qué? ¿Por qué te he hecho caso? Mis piernas han hecho una cosa contraria a lo que yo quería.
-Mira, sé que es difícil de asimilar, pero si me dejas que te lo explique todo, lo vas a entender y luego...
-¿Luego qué? -clavó una mirada de desprecio sobre mi- ¿Todo volverá a la normalidad?
-No -negué con la cabeza- si algo he aprendido en estos últimos días, es que nada es normal
Di un par de vueltas por la habitación bajo su atenta mirada, mientras le contaba todo lo que había sucedido y por qué no le podíamos decir nada, aunque me salté la parte en la que me estaba conteniendo las ganas de clavarle los dientes en la yugular y beberme hasta la última gota de su sangre. Thessa y Caleb tenían razón, era muy molesto y doloroso para mi, pero yo sabía que no le haría nada a Nathe.
-Bueno, no te quedes ahí callado -dije mientras me dejaba caer en la cama a su lado.
-¿Y qué quieres que diga? Esto es muy fuerte.
-Lo sé, pero después de todo lo que te he contado, el silencio no ayuda. Pensé que era buena idea decirte la verdad en lugar de esquivarte y mentirte, al menos ya sabes por qué tenemos que estar un tiempo sin vernos y por qué estoy viviendo aquí, si esto fallaba, luego estaba la segunda opción.
-¿La segunda opción? -me miró sin comprender nada- ¿Cuál es?
-Si te alterabas mucho, como has hecho hace un rato pero ya veo que estás más calmado, recurriría a la coerción.
-¿Y eso es...? Por favor, dime que no es ningún tipo de tortura romana o algo por el estilo.
No pude evitar soltar una pequeña sonrisa *bueno, parece que la cosa no va tan mal, está bromeando*.
-No, es un truco mental que podemos hacer los vampiros, puedo imponerte mi voluntad, hacer que olvides algo o incluso crear un falso recuerdo en tu cabeza, por eso...
-Por eso me he sentado cuando me lo has dicho... -me cortó.
-Sí, así es.
-Osea, que si quieres puedes hacerme olvidar esta conversación, ¿no?
-Si bueno, pero no creo que sea necesario... no sé...
-En realidad preferiría no saber que mi mejor amiga es un vampiro -aquello me chocó tanto que me incorporé en seguida- preferiría saber que ese mundo tuyo y de Thessa, no existe, todo es mucho más bonito en los libros.
-Nathe, yo....
No podía creerme lo que estaba oyendo, no me había preparado para aquella respuesta. Todo el día me lo había pasado dándole vueltas al hecho de que Nathe saliera huyendo de allí, no a que después de contarle todo, me pidiera que le borrara la memoria.
-... yo pensé que después de todo lo que hemos pasado juntos, me aceptarías.
-Y lo hago -se giró hacia a mi y me apretó las manos entre las suyas- pero también tienes que entenderme a mi, esto no quiere decir que las cosas vayan a cambiar, ni mucho menos, pero preferiría no saber nada sobre esto.
-Ya... -susurré agachando la cabeza.
No pude evitar contenerme, las lagrimas empezaron a brotar y fue casi imposible retenerlas, estaba claro que yo sí que no estaba preparada para todo aquello.
Llené mis pulmones de aire a pesar de que ya no necesitaba respirar, limpié mis lágrimas con el borde de la camiseta y le miré a los ojos fijamente.
-Vas a olvidar todo lo que ha pasado aquí, no recordarás nada de la conversación que hemos tenido ni de que te has desmayado. Hemos pasado una noche en amigos, te he contado que he discutido con mis padres y por eso vivo con Thessa y su novio... su hermano Caleb y lo hemos pasado muy bien.
-Lo hemos pasado muy bien -repitió con voz de zombie.
-Ahora, vas a bajar al salón, te vas a despedir de Thessa y de su hermano y volverás directo a casa, no me llamarás ni intentarás ponerte en contacto conmigo hasta que yo no lo haga. Te quiero.
El abrazo fue un gesto impulsivo. Me tiré sobre él y lo envolví entere mis brazos. Tuve cuidado de no pasarme, pues no controlaba mi fuerza y me llevaría un tiempo hacerlo. El abrazo no duró mucho, aún seguían esas ganas de degollarle.
Me levanté de la cama con paso firme y salí de la habitación seguida de Nathe. Thessa y Caleb estaban sentados en el sofá con la televisión al mínimo, los platos habían desaparecido de la mesa y todo estaba impoluto.
-¿Ya te vas Nathe? -preguntó Thessa.
-Sí, estoy cansado, me voy derechito a casa -sonrió él cogiendo su chaqueta- ha sido una muy buena noche, habrá que repetir. Oh y Betsi, espero que lo arregles con tus padres pronto.
-Sí -sonreí apenada.
-¡Nathe, espera! -Thessa se levantó de su sitió y le tendió lo que me pareció un cordón negro con una cruz griega de plata- Toma, te lo hemos comprado los tres. Feliz Navidad.
-Vaya... -lo cogió y se lo pasó por encima de la cabeza para ajustárselo a la garganta- muchas gracias chicos.... yo no tengo nada.
-Es igual. Buenas noches.
-Adiós -se marchó con un portazo.
Abatida mentalmente, me senté en el sillón con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el respaldo esperando el interrogatorio de ambos, pero al ver que ninguno de los dos decía nada, fui yo la que habló primero.
-¿Qué era lo que le has dado?
-Hemos escuchado todo lo que habéis hablado.... era una cruz con agua bendita.
-¿Para? -pregunté con voz cansina.
-Para que nadie más pueda obligarlo mientras la lleva puesta.
-Genial. Si me disculpáis, no es que os esté echando, bueno... -rectifiqué- sí dado que yo duermo aquí, estoy muy cansada y me gustaría dormir.
-Está bien- Thessa se agachó y me besó en la mejilla- buenas noches y procura no correr las cortinas.
-Qué graciosa -sonreí sin ganas-. Buenas noches.
Era cierto, estaba muy cansada, entre lo que me había supuesto el hecho de que Nathe no me aceptara como era, el control mental que había tenido que hacer y el esfuerzo extra en controlar mis ansias de sangre, mi mente necesitaba un descanso de esos de los que duermes al menos doce horas de un tirón.
Abrí el sofá cama y me tapé con un par de mantas, ni siquiera me molesté en cambiarme de roma. No tardé en caer dormida.


-Pobrecilla -dije cerrando la puerta del cuarto de baño.
Yo me encontraba apoyada en la pared de brazos cruzados esperando a que Caleb terminara de cepillarse los dientes para proceder yo a hacer lo mismo.
-No me he enterado de toda la conversación -dijo con el cepillo en la boca- ¿qué ha pasado?
-Nada, no sé -me encogí de hombros con la mirada perdida en mi propio reflejo en el espejo de la bañera- le ha soltado todo y luego él le ha dicho que quería olvidarlo. Lo ha obligado a olvidar.
-Vaya -escupió-. Sinceramente no me esperaba que pasara eso, en realidad... pensé que daría saltos de alegrías, no sé, lo veo como un friky al que le gustan esas cosas.
-Yo tampoco me lo esperaba -le empujé con la cadera para hacer que se moviera y me dejara el hueco libre para asearme- pero bueno, al menos, él no está dentro de todo esto.
-Sí. Por cierto, antes he visto una chaqueta en el perchero no es mía, pensé que era de Nathe, pero tampoco...
-Es de Elhija -recordé, se me había olvidado por completo que no se la había devuelto- me la prestó.
-¿De Elhija?
-Sip -terminé de cepillarme los dientes y guardé el cepillo en uno de los cajones-. Se me había olvidado que la tenía. En fin, ya se la devolveré.
-Ya...
A judgar por el tono de su voz no le gustó mucho que le dijera que otro tío me había prestado su chaqueta para resguardarme del frío. Yo no le veía la menor importancia, pero si algo había aprendido bien a lo largo de tantos siglos juntos, es que Caleb podía ser un poco celosillo y el hecho de que fuera Elhija el que me había ayudado, lo empeoraba.
Me acerqué a él, que estaba en mi sitio anterior, apoyado en la pared con la mirada perdida. Deslicé mi mano por su brazo y me incliné para besarle en la mejilla.
-¿Qué pasa? -pregunté con voz cansada.
-Ya sabes que no me gusta ese tío -pasó ambas manos por mi cintura y me atrajo hacia él-, sabes que no me da muy buena espina, además, con el tema de tu hermano y todo eso, no sé -se encogió de hombros- simplemente no me gusta.
-Es buen tío -sonreí para picarle un poco.
No contestó, simplemente enarcó una ceja y me miró con cara rara, como solía hacer tan a menudo.
-Si tú lo dices.... pero cuanto menos tiempo pases con él mejor -se apretó más contra mí y giró, quedando yo atrapada entre él y la pared.
-¿Celoso? -levanté una ceja con una sonrisa de acompañamiento.
-Te quiero solo para mí -susurró en mi oído.
Deslizó sus labios sobre los míos, en un beso delicado o al menos eso pensé yo al principio hasta que su lengua entró de forma impulsiva en mi boca. Supe lo que quería desde que había entrado por la puerta del baño y más, teniendo en cuenta con el calentón que le había dejado aquella mañana cuando le desperté para contarle lo del sueño de mi madre. No es que me importase o que no me apeteciera, simplemente estaba cansada y no tenía ganas, había sido un día duro y solo deseaba irme a dormir, además, ya había tenido demasiadas emociones intensas a lo largo del día como para acabarlo así, por eso le aparté un poco de mi.
-Ahora no ¿vale? Estoy cansada -me incliné sobre las puntillas y le besé- Buenas noches.
No pareció importarle mucho. Me respondió con un asentimiento y otro beso y se marchó a su cuarto por la otra puerta, al igual que hice yo.
Sentir el frío de la colcha fue una grata recompensa al calvario que había pasado desde que Betsi casi se quemaba, dos brujos intentasen matarme con una explosión y más, a plena vista de todos hasta la discusión con Elhija.
*Elhija...* Pensé en el día que había pasado junto a él, no es que lo pusiera en mi lista de peores días, en esa se encontraban la muerte de mi padrastro junto con la de mi madre y el día en el que tras siglos de huida, Gabriel dio conmigo, pero tampoco se encontraba en la lista de los mejores días. De haber estado sola, no habría sabido cómo apañármelas, Elhija había sido una buena compañía.
 Estaba dándole vueltas a las cosas cuando me acordé del casi beso. Una pizca de remordimiento me pinchó en lo más profundo de mi estómago. ¿Qué habría pasado de no haberme asustado? ¿Realmente le habría dejado besarme? ¿Le habría besado? No sabía muy bien qué era lo que me había pasado por la cabeza en ese momento, pero estaba totalmente de acuerdo en que había sido un lapsus y que no volvería a pasar; ahora estaba con Caleb, le quería a él.




1 comentario:

  1. Pero que capitulazo muchacha! Me ha gustado mucho y si otra vez me ha dado mucha penita lo de Betsi con Nathe. tiene q ser muy duro hacer q tu mejor amigo olvide lo q eres y tener q actuar cuando estas con el y no poder ser tan dincera como quisieras.
    Después esta mi querido amigo Elhija q me da igual q le guste Thessa porque esta con Gabriel asi que que no me venga con tontunas, no me fio un pelo de él.
    Y ahora empiezo con Thessa, pero vamos a ver ¿como sr le ocurre si quiere besar a Elhija? es que no lo veo normal! Y encima no solo eso es q encima cuando Caleb se pone.tontorron le sigue el rollo... en que quedamos si te gusta Caleb... chiquilla chingatelo y dejale seco! Dios a mi me hace eso de cogerme la.cintura o lo del baño y es que no respondo de mis actos, y el otro tonto se conforma... yo le daba un guantazo pero bueno el amor nos hace hacer muchas tonterias.
    sube pronto el 26 q quiero saber mas cosas sobre la historia y sobre todo el tema de Angela que me ha dejado descolocada totalmente.
    un beso y Arriba TEAM CALEB JAJAJAJAJA <3

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