sábado, 28 de diciembre de 2013

Capítulo 18.

-¡Esto de los súper-sentidos es una pasada! -gritó Betsi mientras saltaba sobre mi cama.
-Para ya, anda -dije entre risas.
Estábamos en mi habitación, en realidad yo me iba a dormir, estaba algo agotada, pero a Betsi se le había metido en la cabeza, que teníamos que tener una ¨noche de chicas¨; de esas entre amigas con una fiesta de pijamas, no me apetecía nada, pero había visto la oportunidad perfecta para contarle todo lo que debía saber.
-Oh, se me olvidó decirte -se dejó caer sobre la cama, con un pequeño rebote- escuché toda la conversación con Caleb.
-¿¡Qué!? -no había cosa que más odiaba que me espiasen.
-A ver, no, me expresé mal -rectificó disculpándose- es que aún no controlo esto, lo siento, en realidad no quería.
-Ya... -la miré de reojo, algo enfadada, pero a la vez divertida- excusa barata.
-Jo, que sí -se quejó dándome un leve empujón en el hombro- no fue queriendo, de verdad, ah y conque.... no es tu novio ¿no?
Aunque le había dicho que Caleb y yo no eramos hermanos, no le había dicho nuestra situación sentimental actual, bueno, ni yo misma lo sabía, simplemente estábamos probando a ver que tal salía todo teniendo una relación algo más amorosa de lo habitual.
-No, a ver, no somos novios, simplemente somos...
-¿Amigos con roce? -se rió ayudándome a salir del apuro.
-Así, -la apoyé- eso mismo.
-Ya... pues yo que pensaba que tendrías algo con Elhija.
-¿Elhija? ¿Qué? ¿Por qué piensas eso?
-Nu sép -se encogió de hombros.
-En fin... -algo mosqueada por el tema de conversación, decidí que lo mejor sería terminar de aclarar las cosas e irme a dormir, estaba cansada-. ¿Por dónde íbamos?
-Luz solar -me recordó con un asentimiento de cabeza.
-¡A sí!, bien, pues lo de la luz del Sol es cierto, quema a los vampiros, por eso solo poséis salir por la noche.
-Ya, pero antes mencionaste algo de un hechizo y algo de una bruja y dijiste ¨la tienes delante¨o algo así, ¿qué eres exactamente?
Esa pregunta era algo que estaba temiendo que me la hiciera, no por el  hecho de tener que contarle que yo era una híbrida, si no porque si había algo que se le daba muy bien a Betsi era preguntar y me preguntaría que por qué yo no era como ella o por qué era una mezcla de especies o quién sabe qué más cosas podrían salir de su boca, pero estaba claro que tendría que decírselo tarde o temprano, pero no sabía si estaba preparada para hacerlo en ese momento.
-A ver, vamos por partes -cogí aire resignada y empecé a aclararle las cosas- una bruja puede hacer un hechizo para que a un vampiro le pueda dar el sol, es un hechizo sencillo que dura al menos unos diez años, pasado el plazo habrá que volverlo a realizar y con la frase de ¨la tienes delante¨ me refería a que yo no soy un vampiro al cien por cien.
-Y entonces... ¿qué eres?
-Soy un híbrido.
-¿Un qué? -preguntó confundida.
-Un híbrido es un organismo procedente del cruce de dos organismos de razas, especies o subespecies distintas, es decir, los vampiros como tal no pueden tener hijos, estáis muertos, pero mi padre era una mezcla de vampiro y hombre lobo, otro híbrido -estaba intentando explicarle como podía el origen de mi creación, pero ella solo me miraba con cara rara, señal de que no se estaba enterando absolutamente de nada- y mi madre era una bruja.
-Entiendo... pero si un vampiro no puede tener hijos ¿tú padre como pudo?
-Pregunta que siempre se hace -puse los ojos en blanco-, ya he dicho que era mitad hombre lobo, un hombre lobo si puede procrearse.
-Oh, vale, osea, que ¿tú eres una bruja-vampira-licántropa? ¿Te has transformado alguna vez en lobo? Tiene que molar
-Sí, eso es y sí, me he transformado y no, no mola nada, duele mucho -recordar mi primera transformación hizo que me entrada un escalofrío algo desagradable- se te rompen todos los huesos del cuerpo, por lo que no me suelo transformar, es más, creo que la última vez que lo hice fue hace cientos de años.
-Oh, entonces no, no mola -negó con la cabeza, sacudiendo su pelo con el movimiento-. Pero ¿los hombres lobo no se transforman con la luna llena?
-Sí, pero no soy una mujer lobo al cien por cien, lo mismo que no soy una bruja al cien por cien ni una vampira al cien por cien, estoy echa digamos.... -me llevé la mano a la barbilla, para hacerme la interesante y sonreí con amplitud- no sé, soy una frankestein.
Nos miramos muy serias y luego nos empezamos a reír. En cierto modo tenía su gracia y era verdad, no era algo concreto, solo una mezcla de especies y me había quedado con lo mejor de cada una: la vista y el olfato de un lobo, los poderes de una bruja y la inmortalidad, súper velocidad, agilidad y demás ventajas de un vampiro.
-Comprendo -asintió con decisión- la verdad es que si quitas lo de la luz del sol y lo de la sangre, ser un vampiro mola ¿no?
-Bah, si tú lo dices -me encogí de hombros- pero ¿y tus padres?
-Bueno, mis padres no es que me hagan mucho caso -me arrepentí un poco de hacerle esa pregunta, pues sus ojos se entrecerraron y se quedó mirando con nostalgia a ninguna parte- están más pendientes de mi hermano Robert, tiene esclerosis múltiple y cada vez va a peor. Él está bien, soy la única que lo ve, pero mis padre son demasiado protectores con Robert y a mi me tienen un poco de lado.
-Oh, vaya... -tenía ganas de abrazarla, pero no creía que eso ayudara mucho.
-A demás, Elhija dijo que se había encargado de todo, por lo que, da igual -a pesar de la sonrisa que fue capaz de hacer, sus ojos seguían llenos de tristeza-. Una pregunta que me acaba de venir a la mente.
-Dispara.
-A ver, las brujas no son inmortales ¿no? Con inmortal me refiero a que tienen una vida tan larga como una humana.
-Así es -no entendía muy bien a que venía aquella pregunta, pero Betsi era muy curiosa- ¿por?
-Vale, entonces entiendo que tu madre ya... bueno, que no viva pero ¿y tu padre?
La alarma interior se me disparó. Me puse muy recta y tensa, no me gustaba cuando me preguntaban por cosas personales, odiaba hablar sobre mi vida y menos sobre mi vida pasada, no es que hubiera sido muy buena que dijéramos, pero en cierto modo, pensaba que después de lo que le había sucedido a mi amiga había sido por mi culpa y no podía negarle una buena explicación, porque por lo que Gabriel le había hecho eso, venía de mucho más atrás, incluso antes de que Caleb y yo nos conociéramos.
-¿Mi padre? ¿Por qué me preguntas por mi padre? -yo estaba algo nerviosa y no paraba de enredar con un hilo suelto de la chaqueta de mi pijama.
-¿Thess? ¿Qué pasa? -la chica me puso sus manos en mis hombros y apretó con fuerza- No hace falta que me lo cuentes si no quieres eh....
Yo sabía que esa frase que acababa de decir, era por pura cortesía, si no lo quería saber, no tendría por qué haber preguntado.
Por una parte estaba deseando de contárselo, la única persona que lo sabía era Caleb y mantenerlo en secreto con él era suficiente, pero Betsi estaba ahora con nosotros, era una más y estaba segura de que no me fallaría, pero a la vez, tenía algo de miedo.
-Es que... -dudé sin poder mirarla a la cara- es algo que solo Caleb sabe, bueno y Gabriel, no se lo he contado a nadie más.
-Bueno, pues cuando estés preparada me lo cuentas ¿vale? -sonrió para tranquilizarme y me dio un beso en la mejilla-. Me voy a dormir, estoy algo cansada de tanta información. Buenas noches.
Betsi se levantó y se dirigió hacia la puerta con tranquilidad mientras yo me seguía debatiendo entre si contárselo o no. *Seguro que te vendrá bien decírselo, venga, no seas cobarde, no te juzgará*.
-¡Espera! -Betsi se paró con la puerta a medio cerrar, mirándome dubitativa- Está bien, te lo contaré.
-Thess, de verdad que no hace falta -negaba con la cabeza repetidas veces- si no quieres...
-Ya, lo sé, pero es que quiero -le sonreí mientras le daba unas palmaditas al colchón para que se sentase de nuevo-.Ven, siéntate.
Tras varios segundos de duda, terminó por entrar en la habitación de nuevo, cerrando la puerta con cuidado, pues Caleb hacía ya rato que dormía, se escuchaban sus ronquidos desde el otro lado de la habitación.
-A ver... -no sabía cómo contarle todo lo que tenía que contarle ni por donde empezar, era mucho- Gabriel no es mi hermano por completo, es decir, somos hermanos, sí, pero solo por parte de madre, el es mayor que yo unos cinco o seis años, la verdad no estoy muy segura.
-¿Pero por qué te trata así si sois hermanos? ¿No es como tu , entonces? -*Ya empieza con sus preguntas*.
- Betsi, te pediría por favor que no me interrumpas y que las preguntas las dejes para el final -contesté con brusquedad- por que me resulta difícil contar esto ¿vale?
-Oh, sí, perdona.
-De acuerdo -inspiré con profundidad y proseguí-. Él no es como yo, como he dicho solo somos hermanos de madre. Ella estuvo casada con anterioridad, pero su marido murió cuando Gabriel a penas tenía unos doce años. No se parece en nada a él, no sé a quién habrá salido, pues a pesar de todo, aquel hombre me trató como si fuera su propia hija. Siempre me traía alguna flor cuando volvía del trabajo y me cogía a burro y me montaba a caballito, yo le quería mucho y me puse muy triste cuando falleció, pero en fin... Como te estaba contando, Gabriel no es por completo mi hermano, en realidad mi padre, como te dije antes, era o es, no sé si sigue con vida, nunca lo he conocido, un híbrido, mitad vampiro mitad licántropo.
>> Algo que debes saber, es que muchos vampiros necesitan la ayuda de las brujas, ya sabes que sin su hechizo, no os podría dar la luz de Sol, pero a las brujas, no les gusta prestar servicio a los vampiros cada vez que ellos quieren, pues bien, mi padre necesitaba la ayuda de mi madre, pero ella hacía tiempo que no practicaba magia, la Iglesia estaba detrás de las brujas y no quería levantar sospechas, por lo que no quiso ayudarle, el hombre enfurecido, le dijo que se arrepentiría de no querer ayudarle y se vengaría y bueno.... yo soy fruto de esa venganza.
-¿Me estás diciendo, que tú padre, violó a tú madre por que no quiso hacer el hechizo de día? -Betsi me miró perpleja, sin poder creer lo que le acababa de contar.
-Sí, eso es lo que he dicho -asentí con seriedad-. Es un mal nacido que no merece ni nombre, pero la cosa no acaba ahí.
-¿Aún hay más?
-Así es -volví a asentir- cuando yo tenía tres años, él volvió. Dijo que quería conocer a su hija, pero mi madre no se lo permitió, no quería que me conociera, a saber qué me haría, pero fue una decisión equivocada, pues esta vez la tomo con su marido...
-Tú padre fue el que mató al padre de Gabriel ¿verdad?
No fui capaz de contestar, las palabras se me hicieron un nudo en la garganta que me oprimía con fuerza, haciendo que me entrasen ganas de llorar. Metí mis manos entre los puños de la chaqueta y me los pasé con fuerza por los ojos, no lloraría, ya estaba cansada de hacerlo.
-Sí, así fue.
-Oh Thess, eso es horrible -se inclinó sobre sus rodillas y paso los brazos por mi espalda, abrazándome con fuerza- lo siento mucho, de veras.
-Y yo.
Nos mantuvimos abrazadas un buen rato, ninguna de las dos nos queríamos separar, yo al menos estaba cómoda. Sentirse querida por una persona que no conocías desde hace mucho, era algo que me llenaba de felicidad, pero la historia proseguía, a si es que la separé para poder continuar.
-Desde entonces las cosas cambiaron mucho. Mi madre estaba apenada y triste, lógico, era el hombre al que amaba y Gabriel... se volvió frío. Antes de que eso sucediera, él jugaba conmigo, me defendía cuando algunos niños se metían conmigo y me acompañaba siempre a todos lados agarrados de la mano, pero después todo cambió. Dejó de quererme, decía que lo que le había pasado a su padre había sido culpa mía, que yo no era su hermana, sino una bastarda que no merecía un nombre, que no merecía que él me llamase hermana, que debía de no haber nacido, por eso cuando yo cumplí los quince, intentó ahogarme en el río que había cerca de casa.
-¿¡QUÉ!? ¡ESE TÍO ESTÁ LOCO! -chilló.
-Shhhhhhh calla -le tapé la boca para impedir que siguiera gritando- Caleb está dormido y es muy tarde.
-Perdón -se disculpó quitando mi mano de su cara- es que ¡odio a ese tío!
-Lo sé, no eres la única.
-Bueno, continua.
-Sí, mejor...  bueno, como te estaba contando, él intentó ahogarme y...
-Espera -volvió a interrumpirme- dices que él no es como tú, pero es hijo de una bruja, por lo que tiene poderes o al menos, tendría ¿no?
-¿Por qué no te esperas a que acabe? -resoplé ofuscada- Sí, el tenía poderes, es lo que iba a decir, pero mi madre sabía que había cambiado desde la muerte de su padre y decidió quitárselos por lo que podía llegar a pasar. Gabriel era muy bueno a la hora de practicar magia, su poder era la telequinesis. Cada bruja o brujo tiene un poder especial además de realizar hechizos normales, el mío por ejemplo es controlar los elementos naturales, uno de los motivos por los cuales puede darme el Sol sin que me achicharre, pero eso no importa ahora.
>> Como te decía, mi madre decidió quitarle los poderes por miedo a lo que pudiera pasar. Gabriel no contento con ello, se marchó de casa y apareció a los pocos años, convertido en un siervo de la noche, dispuesto a recuperar sus poderes.
>> Cuando una bruja le quita los poderes a otra u otro, esos poderes quedan en su interior, aumentando el suyo propio y tan solo vuelven a su dueño original si el que se los ha quitado muere y Gabriel lo sabía, por eso empezó a masacrar a toda la gente del pueblo, para que la Iglesia actuara. Y así fue, la Iglesia actuó.      
Hubo una caza de brujas, acabando con casi toda la población, pues sus métodos de búsqueda no es que fueran muy eficaces, pero el chico se aseguró de que tanto mi madre como yo estuviéramos en la lista negra.
>> Una noche, se presentaron en mi casa, le arrancaron el corazón a mi madre para asegurarse de que no podía impedir que las llamas consumieran su casa, con su hija dentro. Eso le otorgó cierta ventaja a Gabriel, puesto que recuperó la mitad de sus poderes.
-Espera, espera, espera... ¿cómo que la mitad?¿ No se supone que sus poderes deberían haber vuelto una vez que tu madre murió?
-Veo que estás escuchando -sonreí con aprobación-. Como he dicho, los poderes que una bruja le quita a otra, permanecen en su interior, a no ser que esta se los ceda a otro ser mágico; y en este caso, el otro ser mágico fui yo.
-Oh -pasmada por lo que acababa de escuchar, mi amiga me miró incrédula, con los ojos y la boca muy abiertos-. Ahora entiendo por qué dijo: te quiero a ti.
-¿Qué? -no entendí muy bien a lo que se refería.
-Es que me están llegando flas de aquella noche -se explicó- y antes de que aquel cabrón me empujase, tú le preguntaste qué era lo que quería y el contestó que a ti. ¿Quiere matarte?
-No, no es eso lo que precisamente quiere -negué con la cabeza, dándome latigazos con la coleta-. Ella me cedió la mitad de los poderes de mi hermano haciendo con ello un hechizo, asegurándose así de que mi vida estaría a salvo, pues estaba al tanto de que él había querido matarme, con el cual, Gabriel solo obtiene más fuerza cuando está conmigo, pero nunca la obtendrá por completo. Si yo muero, su poder morirá conmigo.


Me desperté con un sobresalto. La habitación estaba completamente a oscuras, solo podía ver la luz entrar por la persiana ligeramente abierta. Mi corazón estaba desbocado incluso, podría decir que se saldría de mi pecho si no me tranquilizaba.Volví a tumbarme en la cama, pero sabía que ya no volvería a conciliar el sueño.
Tras que Betsi se marchara de mi habitación, caí rendida, pues a pesar de que no había hecho prácticamente nada en todo el día, mi mente estaba muy agotada y saturada. Por una parte estaba lo que Caleb me había dicho sobre Daniel y Elhija, yo no les veía malos chicos, es más, se podría decir que me caían bien, bueno, Daniel era un caso especial, pero si que tenía razón en que últimamente no parábamos de tropezar con ellos y siempre en las situaciones más escabrosas. Por otro lado estaba Betsi, a la que no sabía como manejar, pues a pesar de que se había tomado demasiado bien lo de ser vampira, sabía que no duraría mucho y menos cuando sus padres fueran envejeciendo, tuviera que despedirse de ellos y no volverlos a ver; no podía contarles lo que pasaba, aunque ese problema era a largo plazo y teníamos tiempo para pensar. También estaba Nathe, del que no me había vuelto a acordar y que seguramente estaría muy preocupado por Betsi y por mi, puesto que desde el cumpleaños no le habíamos vuelto a ver y se fue preocupado a pesar de que Elhija le obligase.  Mi nueva ¨relación¨, por decirlo de alguna manera, con mi mejor amigo, era algo que me emocionaba y me intrigaba, pero a la vez tenía miedo, pues no sabía cómo podían seguir las cosas, porque ahora estábamos bien, pero ¿y si se complicaban? Me daba miedo que algo pudiera salir mal y que todo se fuera al garete, no quería perderle, además estaba el sueño que había tenido con mi madre, el cual aún no se lo había contado, pero quizás solo fuera eso, un sueño.
Gabriel también andaba por mis pensamientos, es más, su nombre estaba escrito en mayúsculas y grabado a fuego en mi celebro; no solía tenerle miedo a nada, pero él me daba pavor y el sueño que acababa de tener con él, no mejoraba las cosas. En la pesadilla me atrapaba en mi propia casa y me torturaba hasta que caía inconsciente y una vez que volvía a despertar, volvía a torturarme y así una y otra y otra y otra vez.
Me quedé tumbada en la cama, intentando no pensar en nada, pero era una misión imposible, por lo que decidí que lo mejor sería levantarse, darme una buena ducha y hacer algo de provecho y lo primero sería ir a hablar con Caleb y contarle el sueño que tuve con mi madre, así el opinaría y quizás la paranoia se marchase de una vez.
Una tenue luz de amanecer entraba  por el ventanal del salón, por suerte, Betsi había sido lista y había movido el sofá-cama para que la luz no le diera o tendría un muy doloroso despertar. Escuchaba su tranquila respiración e intenté no hacer ningún ruido al abrir la puerta de la habitación de Caleb;  no quería despertarla.
La habitación del chico también estaba a oscuras, aunque se podía ver bien, pues la luz de su despertador digital, que indicaba que solo eran las seis, iluminaba ligeramente el cuarto con un tono verdoso, haciendo que las sombras se prolongasen por la habitación hasta el techo.
Caleb estaba tumbado de lado, de espaldas hacia mi, pero estaba dormido, lo notaba en su respiración con ligeros ronquidos. Me gustaba verle así, tan relajado, podía notar que al menos, dormido era feliz.
Con cuidado, levanté la sábana por el hueco libre y me metí con el en su cama. Tenía el torso desnudo, por lo que noté con más intensidad el calor que desprendía. No tenía ni idea por qué un metamorfo tenía una temperatura corporal tan alta, pero me gustaba acurrucarme a su lado, era tan cálido que me hacía olvidar lo fría que yo era y eso que mi temperatura corporal no era tan gélida como la de un vampiro, eramos polos completamente opuestos, digamos que él era el Sol y yo la Luna, una pareja complementada.
Pasé el dedo índice por su columna, acariciando cada vértebra con sumo cuidado. En realidad no quería despertarlo, pero sabía que al notar mi contacto frío, lo haría. Pegó un ligero bote en la cama, con el que se me escapó una pequeña risita, habría sido imposible no reírse al ver su piel erizada y el susto que le di.
Con cuidado de no caerse, pues estaba en el borde de la cama, se dio la vuelta despacio para quedar cara a cara. Tenía los ojos entrecerrados y con algunas legañas, pero aún así estaba guapo. El pelo lo tenía ligeramente aplastado por el peso de su cabeza contra la almohada. Cuando me vio, una  sonrisa atolondrada asomó por la comisura de sus labios.
-Hola -susurré- buenos días.
-Buenos días -su voz estaba aún dormida, como todo él-. ¿Qué hora es?
-Las seis.
-Um... -cerró los ojos con pesadez- ¿qué haces aquí?
-No podía dormir -contesté en voz baja.
-¿Y decidiste despertarme a mi también? -sonrió aún con los ojos cerrados.
-¿Si quieres me voy?
Le di la espalda y saqué el pie por debajo de la sábana para salir de la cama, pero no me dejó. Agarró mi brazo y con delicadeza tiró de mi para impedir que me fuera.
-No, no quería decir eso- dijo algo nervioso, medio levantado con un brazo apoyado en el colchón- solo que me extraña que ya estés despierta. Vuelve dentro anda.
Le miré de reojo, dudando sobre si hacerle caso o irme de nuevo a mi habitación, sabía que el comentario había sido de broma, pero en el fondo me había molestado, pues lo había hecho con buena intención y pensaba que le gustaría.

-Venga, no te hagas de rogar -me miró con ojos suplicantes y volvió a tirar de mi- entra, fuera hace frío.
Con un suspiro, levanté la sábana y volví a introducirme en el calor acogedor de la cama, la verdad es que tenía razón, fuera hacía frío.
-Podías despertarme así todos los días.
-¿Para tener este recibimiento? -contesté algo ofendida.
-No, este.
Agarró mi cintura y me atrajo hacia su pecho, posando con delicadeza sus labios sobre los míos. Como el resto de su cuerpo, tenían una temperatura elevada, pero era agradable al tacto. Deslicé mi mano por su espalda, despacio y a penas sin rozarle, como una caricia que nunca llega.
-Este me gusta más -susurré en sus labios y volví a besarlos.
-Y a mi.
Como si tuviera ansias de mi, me apretó con más fuerza contra él, pasando su mano libre entre mi despeinado pelo. Al ver su reacción, me abracé más a él  y con impulso, me incorporé y me puse a horcajadas sobre él, quedando con una pierna a cada lado de su cintura. Deslicé las manos por su pecho, palpando cada músculo, arañando su piel con mis uñas hasta llegar a su ombligo. Escuché un gemido de placer procedente de su garganta, como si de un gato ronroneante se tratara y le besé con más fuerza.
Estaba entregada con totalidad, solo pensaba en sus manos acariciando mi cuerpo por debajo de la ropa, Solo quería besarle, ansiaba más, pero entonces me acordé de a lo que realmente venía, no podía aplazarlo más. Con brusquedad, me quité de encima y me tumbé en la cama, boca arriba. No veía a Caleb, pero sí que podía notar su penetrante mirada sobre mí, dubitativo y jadeante por lo que acababa de ocurrir.
-¿Qué pasa? -preguntó asustado- Pensé que querías...
-No, no es eso -jadeé sin dejar que acabara la frase, pues sí que quería, pero no era eso a lo que había venido- es que había venido a decirte algo, que tenía que contarte no a esto, bueno, a ver es que...
-¿El qué?
-¿Te acuerdas del collar? -llevé mi mano y lo agarré con fuerza- ¿Del día que me lo diste y que te dije que era de mi madre?
-Sí, ¿qué pasa?
-Soñé con mi madre, Caleb -le miré con tristeza y lágrimas en los ojos-. No sabía cómo decírtelo, no sé si me estoy volviendo loca, si fue casualidad o no lo fue, no, no sé.
-Shh, shhh -me abrazó- ya está, está bien ¿vale? Me lo tenías que haber dicho antes.
-Lo sé, pero no sabía cómo -sollocé respondiendo a su abrazo con mi único brazo libre.
-Ya está ¿vale? -acarició mi pelo con ternura para tranquilizarme- ¿qué pasaba en el sueño?
Intentando tranquilizarme, le solté y me sorbí la nariz. Puede que pareciera una chorrada, pues solo era un sueño, pero todo era muy raro y más últimamente. Algo más tranquila, volví a colocarme boca arriba. Deslicé mis dedos entre los de Caleb y apreté con fuerza su mano.
-Yo estaba tirada en el suelo de mi casa, donde me crié, al parecer era invierno pues estaba lleno de escarcha y vestía el traje que me ponía los días de fiesta -le expliqué con la mirada fija en el techo-. Escuchaba una voz que decía que era mi día y que me llamaba, decía que fuera a buscarla  y así lo hice, hasta que llegué a un claro en el bosque y era mi madre.
-¿Qué quería? -preguntó con curiosidad mientras me acariciaba la mano con el pulgar.
-Decía que con el collar era más fuerte, que debía de tener cuidado y perdonar a Gabriel.
-¿Perdonar a Gabriel? -su voz estaba llena de sarcasmo.
-Sí -le miré fijamente a los ojos- no sé que quería decir, no sé si tomármelo a algo serio o un simple sueño.
-No creo que sea un simple sueño Thess, ¿justo el día de tu cumpleaños y cuando te doy el collar? Por no mencionar que al día siguiente aparece Gabriel... algo no me cuadra aquí.
-A mi tampoco Caleb -negué con la cabeza- a mi tampoco.
Ninguno de los dos volvió a pronunciar una palabra, simplemente nos quedamos mirando, en silencio y llenos de dudas, pues mi cabeza era como un volcán a punto de explotar y en los ojos de Caleb había desconcierto y preocupación, ambos sabíamos que esto no era bueno.
Nos pasamos varios minutos así, callados hasta que un grito desolador se escuchó detrás  de la puerta cerrada.






2 comentarios:

  1. A ver por donde empiezo porque estoy aturdida aún, bueno creo que ya lo tengo más que claro.
    ¡QUE BONITOOOOOOOOO! me he puesto medio a llorar con el capitulo 17 el final, pero que cositas tan monas y adorables. ¡SON NOVIOS! diga Thessa lo que diga anda que no se la nota que esta más contenta que unas castañuelas, que es lo más normal del mundo, yo lo haría sin dudarlo. Jooo es que Caleb es tan... es tan.... CALEB... :') no sé es algo inexplicable.
    Y lo de " eres bueno en la cama" jajajajaja me ha encantado criaturita mira como quería probarlo otra vez en este capitulo.
    Respecto a Elhija a ver yo te digo que no me gusta nada que está compinchado con Gabriel y aquí me huele muy mal esto, estoy convencida de que la entregara a él si se gana su confianza ¬¬
    La historia de la familia de Thessa me ha parecido barbara, tienes una imaginación que vale millones, te lo repito otra vez :)
    En resumen han sido unos capítulos asdfghjklñzxcvbnm (no sé si me entiendes (?) jajajaja)
    espero los siguientes.
    un beso.

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  2. Me da que la señorita Humphrey quiere un Caleb para ella solita, pero yo no digo nada... lo veo normal, Caleb es un chico super achuchable jajajaja
    Sí, la verdad que la historia familiar de Thessa es un poco desgra, pero así es como se entiende el miedo que siente por su hermano y a que no deje a entrar a nadie en su vida, solo se permite a Caleb y porque es Caleb, él le ha enseñado a querer a alguien, porque tiene miedo de perder a la gente como le pasó con su madre y su ¨padrastro¨.
    Jo, muchisimas gracias, de verdad y a lo de la lagrimita jajajajjaa que linda, me alegro un montón que te esté gustando la verdad.
    Muchisimas gracias :)

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