viernes, 20 de diciembre de 2013

Capítulo 14

La razón por la que había estado huyendo durante siglos se encontraba tan solo a unos pasos de distancia.
Lo recordaba más bajo y con el pelo mas oscuro y largo, pero hacía tantos años que no lo veía, que ese recuerdo había quedado en la antigüedad. Su pelo estaba corto y despuntado, aunque algunos mechones le tapaban la frente, de varios tonos más claros, incluso podía decir que era una mezcla entre rubio dorado y marrón; solo era unos centímetros más alto que yo, pero era bastante corpulento, en eso había salido a su padre por lo que mi madre me contó. Sus mejillas estaban coronadas por pequeñas pecas, que le daban un aire más pillo y juguetón, pero lo que no había cambiado desde entonces, era su terrorífica sonrisa. Una sonrisa traviesa que tras ella se escondían los mayores males del planeta.
-Gabriel- susurré a penas sin voz.
-Bien, bien -aplaudió- parece que vas haciendo memoria.
-Tú -gruñó Caleb mientras apretaba más mi brazo.
-Veo que las cosas no han cambiado tanto como me esperaba, hermanita, sigues con tu mascota.
Betsi, que se encontraba entre medias de los tres, me miró con incredulidad. No entendía qué era lo que estaba pasando, pero no podía culparla.
-¿Thess? -gimió asustada-¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué te llama hermana y llama a Caleb ¨mascota¨?
-Vaya, vaya.... -mi hermano miró a Betsi con ojos intrigados mientras que se frotaba las manos detenidamente-. Muy mal hermanita, aprovechándote y jugando con la comida. Qué retorcida eres, ¡ME ENCANTA!
-¿Comida? -Betsi estaba aterrorizada.
Tenía miedo, pero más por Betsi, la pobre chiquilla se había visto involucrada en algo que ni siquiera sabía, por mi culpa. Me deshice de la mano de Caleb y salí de detrás de su espalda, dando un paso hacia delante. Por suerte, el alcohol había abandonado mi cuerpo, debió de ser por el subidón de adrenalina.
-Aléjate de ella -gruñí.
-¿Eso es una amenaza? Chicos, ¿me ha amenazado? -se dirigió a las sombras que estaban al lado de los contenedores, las cuales se echaron a reír-. ¿No me vas a dar dos besos, ni un abrazo?
Se acercó a mi, decidido, pero yo me eché hacia atrás, no quería que me tocara.
-No te acerques a mi.
-Que mal, hermana, ¡qué recibimiento me das después de tantos años sin vernos! -negó con la cabeza-¡Con lo que yo te quiero!
-Thess... -susurró Caleb a mi espalda.
No le hice caso, le ignoré por completo, no podía dejar de mirar a Gabriel.
-¿Que quieres? -di un paso más hacia adelante-. ¿Qué haces aquí?
-¿No es obvio? -sonrió con sarcasmo-. Te quiero a ti.
Debí de habérmelo imaginado, pero él fue más rápido. Empujó a Betsi contra la pared, quien calló al suelo medio inconsciente y se abalanzó sobre mi. No pude esquivarlo, él era mucho más rápido que yo y más sigiloso.
A velocidad vampírica, me agarró por el cuello y me empotró contra la pared, levantándome del suelo. Busqué con la mirada a Caleb, pero estaba ocupado, peleándose con dos tipos que habían salido de la nada.
-Te quiero a ti -repitió en un susurro.
Su mano me estaba oprimiendo con fuerza la tráquea, impidiendo que entrara aire en mis pulmones. Me estaba ahogando.
-Suéltame -intenté pronunciar bien cada una de las sílabas, pero solo salió un amasijo de susurros guturales.
Llevé mis manos a las suya, forcejeando, intentando que me soltara, pero era imposible.
-Te recordaba más recatada, Theressa -rió pasando su mano libre por mi muslo denudo-. Aunque he de decir que así estás mucho más guapa.
-Hijo de puta -le escupí en la cara.
Eso me sirvió para ganar algo de tiempo, aunque solo fuera un segundo, pero era mi momento de contraatacar. Con todas mis fuerzas, le pateé la entrepierna. Me soltó de golpe, dejando que cayera al suelo de rodillas mientras que él gritaba tocándose en la zona en la que había recibido el golpe.
Apoyé las manos en el suelo, impulsándome para poder levantarme. La suerte que teníamos los vampiros, es que nuestras células se regeneraban a mayor velocidad que las de los humanos, sanando las partes heridas a una rapidez vertiginosa.
Extendí mi mano al frente, en dirección a mi hermano y la cerré con fuerza. Me concentré en sus huesos, imaginaba cómo los partía y los astillaba, uno a uno.
Con otro grito, se dobló hacia delante cuando la espinilla de su pierna derecha se quebró, saliendo el hueso a través de sus pantalones.
Notaba en mis manos el cosquilleo tan habitual que me invadía cuando practicaba magia, pero esta vez, se había intensificado, podía sentir mayor poder. Giré la mano con brusquedad, partiendo otro de sus huesos, esta vez su codo.
Esperaba con impaciencia oír otro grito salido de su boca, pero en vez de eso, lo que salió fue una risa, una risa ponzoñosa.
-Que estúpida eres -rió.
Un dolor insoportable se apoderó de mi cabeza, notaba como si miles de tijeras cortasen una y otra vez mis neuronas, una presión constante e insufrible. Alcé la cabeza, con las manos presionándome el cráneo, *¡DIOS!*, Gabriel me miraba sonriente, con la cabeza bien alzada y con su mano extendida hacia mí. El truco que estaba practicando era un truco muy sencillo, se basaba en crear pequeñas neurismas, era una buena forma de mantener a raya a un vampiro o a cualquier ser sobrenatural capaz de regenerarse rápidamente.
-¡PARA! -grité.
Daniel apareció detrás de Gabriel, agarrándolo por su chaqueta y tirándolo lejos de allí y con él el dolor. Sentí una paz en mi interior, la agonía había pasado. El chico me tendió la mano y me ayudo a incorporarme con cuidado.
-Gracias -susurré.
No respondió, simplemente se limitó a asentir con indiferencia y se marchó. Miré a todos lados, en busca de Betsi y de Caleb, pero solo vi a la primera, en el sitio donde la había visto por última vez, derrumbada contra la pared, intenté acercarme a ella, pero una sombra pasó rápidamente, cogiéndola en volandas.


Vi  a Gabriel  abalanzándose sobre Thessa, cogiéndola por la garganta. Iba a ir a ayudarla, pero antes de ni tan siquiera mover un músculo, uno de los siervos de Gabriel me golpeó en el costado, tirándome al suelo. Intenté incorporarme, pero recibí otra patada en el estómago.
Estaba al lado de un montón de basura y un destello llamó mi atención, era un trozo de cristal roto, *eso servirá*. Metí mi mano para cogerlo a tiempo para clavárselo a uno de los atacantes en la pierna. Aproveché la oportunidad y me levanté, dolorido, pero rápidamente; tenía que ayudar a mi amiga.
Al  tipo que le clavé el cristal, no le debió de hacer mucha gracia, puesto que se lo sacó con un gruñido y me lo lanzó al pecho, pero pude esquivarlo. El otro, se puso detrás de mi y cogió uno de mis brazos; en esos momentos di gracias a los entrenamientos de defensa personal. Doblé el brazo y con fuerza, le asesté una patada en la pierna, haciendo que el vampiro cayera al suelo a la altura de mi cintura. Algo asqueado, le atravesé el pecho y palpé su corazón para después tirar de él.
Estaba distraído con el muerto y no me acordé de que había otro vampiro que quería deshacerse de mi. Noté una fuerte punzada en la zona lumbar y unas manos que me giraban para quedar cara a cara. El otro atacante, me había clavado el cristal en la espalda, hundiéndolo hasta el fondo. Notaba como el dolor se extendía por mi cuerpo, llevándose mis fuerzas con él aunque lo peor llegó cuando metió su mano en mi pecho. Sentí sus dedos, rozándome las costillas, agarrando mi corazón, fue en ese momento cuando vi toda mi vida pasar ante mis ojos, estaba claro, iba a morir.
Entreabrí los ojos a tiempo de ver su mano salir de mi pecho, pero estaba vacía, ¡no había nada! Derrotado y sin fuerzas, caí de rodillas al suelo. *Respiro, eso es señal de que sigo vivo ¿no?*
-¿Estás bien? -escuché una voz en mi cabeza- ¡Vamos tío, levanta, no ha sido nada!
Terminé de abrir los ojos y vi a Elhija, que me tendía una mano ensangrentada. Miré a mi alrededor y vi al vampiro, muerto a mi lado.
-¿Que no ha sido nada? -carraspeé aceptando su ayuda-Casi muero ¿sabes?
-Estás vivo ¿no? -sonrió-. He tenido muchas manos agarrando mi corazón, tampoco es para tanto.
Aún dolorido, pues yo tardaba más en cicatrizar que un vampiro, me sacudí los pantalones y estiré la camiseta. Miré a todos lados, en busca de Thessa, pero no la veía por ningún lado. Me puse muy nervioso ¿le habría pasado algo?


-¡SUÉLTALA! -grité encolerizada- ¡ELLA NO HA HECHO NADA!
Gabriel tenía a Betsi agarrada delante suya, con la cabeza torcida para poder acceder a su cuello. Ella me miraba aterrorizada, pero no podía gritar, Gabriel la había obligado a mantenerse callada.
-¡Qué gracioso! -se echó a reír-. Mi hermana sintiendo algo por un humano. ¡Es una mísera humana!
-Gabriel, por favor -supliqué con las manos unidas- suéltala.
Él me miraba, cada vez más divertido. Pude ver una chispa en sus ojos, algo que me decía que estaba disfrutando con la situación.
Yo estaba sola. Daniel se había ido a buscar a su hermano y no tenía ni idea del paradero de Caleb y estar asolas con Gabriel, era algo que me daba pavor.
-Bonito collar -señaló con la cabeza- ¿es el de madre?
-Sí -asentí repetidas veces, con la mano en el colgante- ¿Lo quieres? Te lo daré si la sueltas.
La sonrisa desapareció de su cara, sustituida por una fila linea. Abrió la boca para hablar, pero volvió a cerrarla de golpe, con la sonrisa de nuevo en su rostro, permitiéndome ver los colmillos desenfundados.
-Esto no acaba aquí. Feliz cumpleaños, hermana.
Impaciente y asustada, intenté avanzar para poder llegar hasta Betsi, no sabía qué podía hacer, pero verla en sus manos me daba aún más miedo.
Me paré de golpe cuando vi que Gabriel se mordía la muñeca y un chorro de sangre empezó a mancharle la manga de la camisa. Una voz en mi cabeza gritó que corriera a salvarla, pero mis pies no se movieron de su sitio, no podía moverme.
Con la mano, abrió la boca a mi amiga y le hizo beber su sangre. Ella movía la cabeza a los lados, intentando liberarse del abrazo de mi hermano, pero era algo imposible. Vi su cara asqueada al probar la sangre y cómo Gabriel puso sus manos a ambos lados de su cabeza. Con un simple giro de muñeca, le partió el cuello.
-¡BETSI!
Corrí hacia ella, quien estaba desplomada en el suelo, inerte. Me arrodillé y la cogí entre mis brazos acunándola y acariciando su pelo manchado de sangre. Un torrente de lágrimas comenzó derramase por mis ojos. *¡LO SABÍAS! ¡SABÍAS QUE ALGUIEN PODÍA ACABAR HERIDO Y MIRA! ¡ERES UNA ESTÚPIDA! ¡AHORA TU AMINA, TU ÚNICA AMIGA ESTÁ MUERTA!*
-El juego acaba de empezar, hermanita -noté su gélido aliento en mi oreja.
Besó mi mejilla, manchándome con la sangre y desapareció, dejándome allí sola, con el cadáver entre mis brazos, sin parar de llorar.



3 comentarios:

  1. Ains que penita :'(
    ¡Sigue!
    Besos desde http://losviajespornaralon.blogspot.com.es

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  2. Empiezo desde donde me quedé la otra vez (y va para largo jejeje)
    Lo primero me han gustado todos los capítulos y cada vez me gusta más Caleb es que no puedo evitarlo así que te lo imploro que pase algo entre ellos que cuando ha sucedido el momento "casi beso" casi me da un patatus en la silla. ¡TENÍA QUE BESARLE! joooo al final lloro porque si Elhija muy mono también pero Caleb es Caleb y Tessha tiene que estar con él, tiene que haber un momentazo entre ellos plis, plis pliiiiiiiis.
    Respecto a Gabriel le tengo mucho asco y eso que aún no ha salido mucho pero es que vamos a ver que se ha cargado a la amiga así por las buenas, pobrecita mía con lo bien que me caía a mi la chiquilla esto no puede ser y ahora se va a convertir en Vampiro. madre miaaa que lío se va a montar aquí.
    deseando estoy de que subas el 15 y aunque has cambiado de planes con lo que tu y yo sabemos espero que ocurra pronto porque la intriga que tengo ahora mismo puede matarme jajaja
    un besito.

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    1. Bueno, la verdad que me alegro un montón de que te esté gustando la verdad, esto es muy importante para mi y espero que la inspiración siga ahí y siga escribiendo porque ya veo que tengo más lectores de los que esperaba jajajaja
      Con respecto a Caleb.... ¿a todo el mundo os gusta? jajajajaja lo sé es un amor, pero bueno y lo que tu y yo sabemos.... en unos diillas ;)

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